Los recientes incendios de varios días que causaron crisis en Australia, recordaron al mundo que el agua es un bien cada vez más escaso.
El 97,2% del agua existente en la tierra es salada y sólo el porcentaje restante es dulce. Y en la actualidad todavía unos 4.500 millones de personas no tienen acceso a servicios de saneamiento gestionados de forma segura, reseñó el diario La Vanguardia.
El Banco Mundial estima que en algunas regiones, como Oriente Medio y Asia, el coste de la escasez de agua puede alcanzar hasta el 6% de su PIB en el 2050. Si no se actúa, unas 1.600 millones de personas se pueden encontrar en una situación de riesgo en los próximos 30 años.
No es descartable que se lleguen a desatar auténticas guerras en nombre del agua, además de migraciones masivas, según un informe del banco Crédit Suisse, empresa de servicios financieros con sede en Suiza.
En las próximas décadas la situación irá a peor por tres razones, dice el ente internacional suizo, porque la población crecerá. Para el 2050 se consumirán 5,3 billones de metros cúbicos, en aumento de los actuales 3,7 billones.
El urbanismo se intensificará por efecto de la migración de la periferias. Y las ciudades necesitan agua: en las urbes, dos tercios del consumo se destinan al uso residencial.
Asimismo, las clases medias engrosarán sus filas: las economías emergentes empezarán a incrementar la ingesta de calorías y el gasto en productos de consumo, y ambas categorías precisan agua. Algún ejemplo: una tonelada de vacuno necesita 15.000 litros; unos vaqueros, 7.000, mientras que un par de zapatos de piel, 15.000.
A estos motivos hay que añadir un cuarto: la emergencia climática. Por un lado, la sequía y el nivel de las temperaturas. Por el otro, los eventos extremos como tormentas y huracanes, que causan una erosión del terreno.
Crédit Suisse cree que para el 2030, entre la demanda y la oferta de agua puede haber un desajuste del 40%. La consultora McKinsey estima que el mercado de las infraestructuras y mejoras en la gestión del agua ascenderá a 6,8 billones de euros, pero la OCDE sube la factura hasta más de 13 billones.
Hay que tener en cuenta algunas variables: el 69% del consumo actual de agua se destina a la agricultura, mientras que el 19% va a la industria y el 12% a los hogares. El mayor incremento en las próximas décadas será el consumo industrial, un 120% más para el 2050. Por ello, hay que apostar por un modelo productivo más sostenible.