El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump, sigue desafiando el derecho internacional al anunciar su retirada del Tratado de Cielos Abiertos, en este sentido, embajadores de los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fueron convocados para una reunión de urgencia que se desarrollará este viernes 22 de mayo.
Por su parte, el secretario general de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Thomas Greminger, expresó su preocupación e indicó que espera que Washington reconsidere su posición.
El tratado es considerado uno de los pilares para mantener la paz y la estabilidad en Europa, por lo que Greminger manifestó que la retirada socava la seguridad.
El mandatario norteamericano, Donald Trump, anunció el jueves que su país se retirará del tratado y no volverá a acatarlo hasta que Rusia «cumpla con sus obligaciones».
La retirada de Washington se completará dentro de seis meses, aunque Trump no descartó un cambio de decisión si Moscú comienza a cumplir el pacto, difunde Sputnik.
La Casa Blanca asegura que las autoridades de Moscú vulneran el pacto porque no permiten que los estados de la OSCE supervisen desde el aire sus ejercicios militares, asimismo, vetan los vuelos sobre algunas ciudades donde Estados Unidos cree que Rusia podría tener armas nucleares que alcanzarían a Europa, reseña Frence 24.
Según el diario estadounidense ‘The New York Times’, los organismos de inteligencia del país consideran posible que Rusia utiliza sus sobrevuelos No Estados Unidos para identificar infraestructuras consideradas clave en el país y que podrían ser vulnerables a ataques cibernéticos.
Bajo este contexto, Rusia rechazó las acusaciones de la la nación norteamericana y la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, declaró que su país también tiene reclamaciones «muy claras y de larga data» contra EE.UU. respecto a su implementación del tratado.
Igualmente, recordó que desde 2018 la nación norteamericana ha tomado «varias medidas restrictivas» contra Rusia, como una negativa a otorgar permiso para retirarse de las reglas de tráfico aéreo y los estándares de seguridad de la aviación estadounidenses, así como el cambio de procedimientos especiales para realizar vuelos de observación sobre Hawái.
El Tratado de Cielos Abiertos, suscrito en 1992 en Helsinki, permite a observadores militares realizar vuelos desarmados de vigilancia aérea para obtener imágenes de movimientos de tropas y buques en un vasto territorio desde la ciudad canadiense de Vancouver hasta el puerto de Vladivostok, en el Lejano Oriente ruso.
Ese documento, en vigor desde 2002, cuenta hoy con 34 signatarios, incluida Rusia, que lo ratificó en mayo de 2001.
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