El uso de mascarillas será obligatorio en algunas aerolíneas de Estados Unidos y los pasajeros que no cumplan con la norma serán desalojados de las instalaciones y no podrán abordar su vuelo, así lo dijo el lunes la mayor asociación del sector a través de un comunicado en el que se destaca que también podrían ser vetados.
Las aerolíneas afirman que una vez a bordo, los tripulantes tienen poco poder sobre los pasajeros, quienes proceden a quitarse la mascarilla.
Entre las aerolíneas que aplicarán las nuevas normas se encuentran Alaska Airlines, American Airlines, Delta Air Lines, Hawaiian Airlines, JetBlue Airways, Southwest Airlines y United Airlines, según dijo la patronal Airlines for America en un comunicado.
Las aerolíneas tomarán de manera individual las consecuencias que deberá asumir el pasajero que incumpla con el protocolo establecido para evitar la propagación de la COVID-19. Informarán claramente a los usuarios acerca de sus medidas individuales sobre las protecciones faciales antes de volar, seguido de un anuncio con detalles específicos a bordo.
Entre las consecuencias se encuentra la posibilidad de incluir a los infractores en una lista de pasajeros vetados en la aerolínea.
Informe económico
Según un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) en España, la pandemia de COVID-19 dejará «turbulencias» en las aerolíneas hasta el año 2024 porque habrá una reducción importante del tráfico aéreo que llevará a que parte de las compañías, que han reducido un 98 % sus ingresos, corran el riesgo de desaparecer.
La pandemia ha vaciado de golpe los aeropuertos, ha frenado los planes de negocio de todo el sector aéreo y ha dejado en tierra la mayoría de aeronaves, ha explicado el autor del informe, el profesor de Economía y Empresa de la UOC Pere Suau Sánchez, que asegura que a partir de ahora habrán menos frecuencias de vuelos y distancias más cortas.
Según Suau, «no se prevé que se recuperen los niveles de tráfico aéreo del año 2019 hasta el 2023 o el 2024» por culpa de una crisis «sin precedentes», muy superior a la que el sector aéreo tuvo que afrontar en 2003, por el primer SARS, que hizo caer un 35 % el número de pasajeros en Asia y el Pacífico, mientras que en los inicios de la crisis de la COVID-19 el descenso de ingresos fue del 98 %.
Con información de Reuters e Investing
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