El Gobierno de Nueva Zelanda, encabezado por la primera ministra, Jacinda Ardern, presentó este viernes un proyecto de ley para prohibir las terapias de conversión sexual en el país.
«Las prácticas de conversión no tienen lugar en una Nueva Zelanda moderna. Están apoyadas en una creencia errónea de que la orientación sexual, identidad o expresión de género de cualquier persona está rota y necesita arreglarse», dijo el ministro de Justicia neozelandés, Kris Faafoi, en un comunicado, reseñó el diario La Vanguardia.
El proyecto de la Ley de Prohibición de las Prácticas de Conversión ante el Parlamento, en el que el Partido Laborista de Ardern tiene mayoría, aplica una pena de hasta tres años de cárcel si se aplica este tipo de terapias a una persona menor de 18 años de edad o incapacitada para tomar decisiones.
En el plano criminal, el proyecto también propone sancionar con una pena de hasta cinco años de cárcel si la terapia de conversión causa un daño grave a la persona, cualquiera sea su edad, y abrir una vía civil para que los agraviados sean indemnizados.
Este tipo de terapias- que han causado a sus víctimas problemas en la salud mental, depresión, vergüenza y estigma, e incluso deseos suicidas- tienen el «potencial de perpetuar los prejuicios, la discriminación y el abuso contra los miembros de la comunidad del arco iris», subrayó el ministro de Ardern.
Por su lado, Trinity, una persona no binaria que fue sometida a estas prácticas, dijo a Radio New Zealand, que la medida debería incluir a las víctimas que sufren un trauma similar tras décadas de terapias de conversión.
«No se puede legislar para prevenir y no dar cuenta de los años que esto ha tenido que pasar entre bastidores sin control», comentó Trinity, quien recibe un tratamiento financiado por el gobierno «para entender y desmontar» sus experiencias «de desempoderamiento y autodesprecio, realmente, dentro del contexto de la iglesia».
Según un estudio realizado por la Universidad de Waitako en Nueva Zelanda en el 2018, una de cada seis personas transexuales o no binarias manifestaron que un psicólogo o consejero religioso, intentó cambiarle su identidad sexual.
En el vecino país de Australia crecen los pedidos para que las terapias de conversión sexual- que la ONU las considera como una forma de tortura contra la comunidad LGTBIQ- sean prohibidas en todo el país, después de que el estado de Queensland y el Territorio de la Capital Australiana las ilegalizaran en 2020.
El rechazo a estas prácticas que también se produce otras partes del mundo como España, donde el Gobierno aprobó recientemente el anteproyecto de una ley trans y LGTBIQ, o en Ciudad de México, donde se tipificó el año pasado como delito las «terapias de conversión».
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