Estados Unidos está considerando desplegar a perros robots preparados para ayudar a las fuerzas de seguridad en la vigilancia fronteriza.
«La frontera sur puede ser un lugar inhóspito para el hombre y la bestia, y este es exactamente el motivo por el cual una máquina puede sobresalir allí», afirmó Brenda Long, jefa del Directorio de Ciencia y Tecnología del departamento de Seguridad Interior (DHS) estadounidense en un comunicado.
Se trata de perros robots, que forman parte de lo que se conoce como vehículos de vigilancia terrestre automatizados o AGSV, refiere la AFP.
El equipo tecnológico del DHS propone estas máquinas a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) para ayudar a los agentes y «al mismo tiempo aumentar su nivel de seguridad».
Desde el comienzo se pensó en drones terrestres de cuatro patas. Para diseñarlos el DHS colaboró con la compañía Ghost Robotics, que ya tenía experiencia en este tipo de máquinas.
Según Gavin Kenneally, director de productos de Ghost Robotics, el perro robot pesa 45 kilos y fue concebido para el tipo de trabajo que necesita en la zona fronteriza.
«Es un robot cuadrúpedo resistente. Atraviesa todo tipo de terreno natural, como arena, rocas y colinas, así como entornos construidos por personas, como escaleras», afirma, citado en el comunicado.
A lo largo de la frontera «se da el comportamiento delictivo estándar pero (…) también puede haber tráfico de personas, narcotráfico, así como otros contrabandos, como armas de fuego e incluso potencialmente armas de destrucción masiva», explica en la nota el agente Brett Becker del Equipo de Innovación de la CBP (INVNT).
«Estas actividades pueden ser llevadas a cabo por cualquiera, desde una sola persona, hasta organizaciones criminales transnacionales, terroristas o gobiernos hostiles, y demás», dice Becker.
En el desierto o las montañas, los agentes y oficiales tienen que lidiar con el terreno accidentado, mucho calor y humedad y además, por supuesto, pueden encontrarse con aquellos que quieren causar daño», afirma.
«Pero, advierte, también hay muchos peligros cerca de casa», como cuando van «a pueblos, ciudades o puertos» y se topan con condiciones «inherentemente peligrosas».
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