La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, expuso las medidas que tomará su gobierno contra Rusia, luego del envenenamiento del ex espía Sergei Skripal. Frente a la Cámara de los Comunes, May anunció la inmediata expulsión del país de 23 diplomáticos rusos «identificados como oficiales de inteligencia no declarados». De acuerdo a sus palabras, los expulsados tienen una semana para dejar el territorio.
Además de ello, la premier inglesa aseguró que esta se trata de «la mayor expulsión en más de 30 años y reflejará el hecho de que esta no es la primera vez que el Estado ruso ha actuado contra nuestro país».
Dentro de su exposición cuestionó la actitud de las autoridades rusas, las cuales -acusó- han mostrado «desdén por la gravedad de estos eventos», ya que no han recibido explicación alguna por parte de la administración de Putin. En ese sentido, agregó que rechazan una actitud de «sarcasmo, desprecio y desafío».
Otro aspecto fundamental que destacó May es la voluntad de las autoridades británicas para controlar el ingreso a su país, aumentando los controles en aduanas y vuelos privados. La mujer aseguró que harán «pleno uso de las facultades existentes para mejorar los esfuerzos por controlar y rastrear las intenciones de quienes viajan al Reino Unido que podrían estar involucrados en actividades que amenazan la seguridad del Reino Unido y de nuestros aliados».
A la espera de posibles nuevas sanciones a partir de la próxima semana, Reino Unido anunció que aunque las relaciones no están rotas con Rusia, ya no pueden ser iguales. Por el momento quedaron suspendidos todos los contactos bilaterales entre ambos, revocando incluso una invitación al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.