El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó su reunión con el líder norcoreano Kim Jong-un como «honesta, directa y productiva». Con la República Popular Democrática de Corea (RPDC) se acordó el fin de las hostilidades bélicas, no obstante, la arrogancia de Washington prosiguió.
Orgulloso Trump, agregó que no cedió «a nada» en las conversaciones con su homólogo. Además, de colofón dio una puñalada por la espalda a las conversaciones y afirmó que las sanciones contra Pionyang continuarían.
«Estamos preparados para comenzar una nueva historia y escribir un nuevo capítulo entre nuestras naciones», aseguró Trump, al tiempo que destacó «el tremendo potencial» de Corea del Norte.
No conforme, el Mandatario estadounidense afirmó que tenía un paquete de 300 nuevas sanciones contra la RPDC, pero decidió no imponerlas porque «sería irrespetuoso». Todo un dechado de bravuconadas para quien conduce el imperio militar mas grande del mundo, pero que tiene algunos momentos de conmiseración.
Recordemos que cuando se habla del tema nuclear, y ese fue uno de los puntos tratados en la cumbre entre los dos presidentes, ha sido el gobierno de Estados Unidos el único que agredió a un pueblo con una bomba atómica. ¡Que lo cuenten Hiroshima y Nagasaki!.
Los olvidadizos del pasado
Al igual que su predecesor Barack Obama (2009-2017), quien despreciaba el recordar la historia, el presidente de EE. UU. subrayó ante los periodistas que «el pasado no tiene que definir el futuro» y que la historia ha demostrado en repetidas ocasiones que «los enemigos pueden llegar a ser amigos». «El conflicto de ayer no tiene que ser la guerra de mañana», agregó Trump.
¿Retirará las tropas?
Trump se comprometió a detener los «juegos de guerra», una aparente referencia a los ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur que Pionyang siempre tildó de provocaciones, y añadió que espera retirar eventualmente las fuerzas estadounidenses de la península coreana, aunque «eso no es parte de la ecuación en este momento».
Aproximadamente 28.500 soldados estadounidenses están apostados en la República de Corea del Sur, como un legado de la Guerra Coreana que tuvo lugar entre 1950 y 1953.
Norcorea requiere acciones simultáneas
Kim Jong-un subrayó que «acciones simultáneas» para mejorar las relaciones y mantener la paz y la seguridad en la región y en el mundo. Citó un ejemplo: el cese de las acciones militares hostiles entre Estados Unidos y su país.
Según la agencia norcoreana KCNA, ambos mandatarios coinciden en señalar que se requieren acciones «simultáneas» y «paso a paso» para lograr la paz y la desnuclearización.
Durante las conversaciones con Trump, Kim afirmó que está listo para destruir su principal sitio de prueba de motores de misiles. Pionyang ya destruyó su sitio de ensayos nucleares, donde realizó sus seis pruebas nucleares.
El máximo líder de Corea del Norte dijo posteriormente que aceptó una invitación de Donald Trump para visitar Estados Unidos, informó este miércoles KCNA.