Pyongyang interviene en las elecciones surcoreanas a punta de ensayo balístico

El desafío nuclear de Pyongyang ha logrado hacerse hueco en la campaña electoral surcoreana, tanto por el problema que sus pruebas armamentísticas plantean a la seguridad nacional como por el hecho de que el Gobierno resultante será clave para intentar solventar la actual crisis

Pyongyang interviene en las elecciones surcoreanas a punta de ensayo balístico

Autor: Jose Robredo

El desafío nuclear de Pyongyang ha logrado hacerse hueco en la campaña electoral surcoreana, tanto por el problema que sus pruebas armamentísticas plantean a la seguridad nacional como por el hecho de que el Gobierno resultante será clave para intentar solventar la actual crisis.

Pese a la enorme atención que genera el caso «Rasputina» (que forzó la destitución de la presidenta Park Geun-hye y el adelanto electoral), Corea del Norte se ha colado en el debate para las presidenciales del 9 de mayo a base de, literalmente, lanzar misiles (en abril ha disparado tres, dos desde que arrancó la campaña, el día 17).

La guerra que enfrentó a ambos países (1950-1953) o las posteriores dictaduras militares que vivió el Sur empiezan a ser un recuerdo lejano para muchos surcoreanos, especialmente los jóvenes, cada vez más desinteresados, según las encuestas, en una posible unificación con un vecino que les resulta ajeno.

Sin embargo, la creciente insistencia mostrada por Pyongyang desde 2016 en su apuesta por su programa nuclear y de misiles, unida a la llegada del nuevo presidente de EEUU, Donald Trump y sus alusiones a un ataque preventivo (que pondría en riesgo decenas de miles de vidas en el Sur), ha revivido temores en materia de seguridad.

El polémico escudo antimisiles estadounidense THAAD, diseñado para interceptar misiles norcoreanos a gran altura y recién instalado en Seongju (centro del país), se ha convertido en uno de los principales caballos de batalla electorales.

Por un lado, la apuesta inquebrantable por el THAAD del principal candidato de la derecha, Hong Yoon-pyo, sin duda le han valido apoyos gracias a lo que los expertos llaman «el viento del Norte», que hace ganar votos a los conservadores (que propugnan mano dura con Pyongyang) cada vez que aumenta la tensión en la península.

Así, ha logrado remontar una importante diferencia y empatar en la segunda plaza con el centrista Ahn Cheol-soo.

Sin embargo, es amplio el número de surcoreanos que también cuestionan el escudo, empezando por los residentes de Seongju, preocupados por la posibilidad de convertir su comarca en objetivo de ataques norcoreanos o los potenciales efectos de sus potentes radares sobre la salud.

Muchos consideran que el despliegue se ha hecho de manera precipitada, que fue aprobado por un Gobierno depuesto por un caso de corrupción y que se trata de un activo militar estadounidense que contribuye a enfurecer al Norte.

Es a grandes rasgos la postura que defiende el claro favorito a convertirse en nuevo presidente de Corea del Sur, el liberal Moon Jae-in, que ha hablado de una posible retirada del THAAD.

A esto se suma el problema de China, que está en contra del despliegue (asegura que sus radares interfieren sus sistemas de defensa) y que en represalia ha boicoteado intereses económicos de Corea del Sur, que difícilmente puede permitirse trifulcas con el que es -y con mucha diferencia- su mayor socio comercial.

Por otro lado, muchos creen que una victoria de los liberales de Moon, tradicionalmente proclives al diálogo con Pyongyang, podría contribuir además a calmar las aguas revueltas.

«Creo que una victoria progresista conllevará intentos de acercarse a Corea del Norte», explica a Efe el experto en relaciones internacionales en Asia oriental de la Universidad de Sussex, Kevin Gray.

No obstante, Gray indica que estas aproximaciones pueden no tener éxito si EEUU adopta una política «de contención» con el régimen norcoreano.

«Las señales del gobierno de Trump han sido hasta ahora bastante caóticas y es difícil saber cuál será la estrategia a largo plazo. Sin embargo, hay muchas probabilidades de que cualquier apertura de Seúl descarrile si Washington opta por la agresividad», añade.

Pero del mismo modo, apunta, el endurecimiento estratégico que EEUU ha defendido con respecto a la Era Obama se podría ver rebajado si Moon, que saca en las encuestas 20 puntos a sus perseguidores, se convierte en nuevo presidente de Corea del Sur.


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