Nikolas Cruz solo tiene 19 años. Lamentablemente, se hizo conocido por la masacre que perpetró el pasado 14 de febrero en un instituto de Parkland, en Florida, al sur de Estados Unidos, en la que asesinó a 14 estudiantes y tres adultos.
Aunque ya pasaron varios meses desde aquel día, este lunes se publicó la transcripción del interrogatorio que horas después del tiroteo, en la institución de la que se había retirado, le efectuó el detective John Curcio.
Cruz respondió de forma vaga y se resguardó en el escudo del olvido. Sin embargo, hubo algo que no dejó de mencionar: el demonio que lo acompañaba a todas partes y esas voces que le hablaban dentro de su cabeza.
Cuando el policía le preguntó qué le decían, respondió: «Quema, mata, destruye». Durante dos horas, el agente intentó obtener más información, pero Cruz solo dijo que había dos Nikolas: el que trataba de ser «una persona normal» y el otro del «lado malo».
El joven se decía a sí mismo «estúpido» y «cobarde» e insistió en que quería morirse. Incluso, detalló que dos veces atentó contra su vida, consumía ansiolíticos y marihuana y se describió como «un depresivo sumido en la soledad», reseñó El País.
Su infancia, según relató, estuvo llena de episodios negros. No conoció a sus padres biológicos, su padre adoptivo murió cuando era niño y la madre cuatro meses antes de la masacre.
El joven, que reconoció su crimen y lo adjudicó a su demonio, enfrenta 34 cargos de intento y comisión de homicidio. El inicio de juicio está previsto para el próximo año y el fiscal a cargo pedirá la pena de muerte.
La defensa quiere usar sus supuestos problemas mentales como argumento para solicitar cadena perpetua. Sin embargo, el detective trató en todo momento de que no quedase retratado como solo un «joven perturbado por una voz maligna», pues si pudo asesinar, también puede mentir.
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