Stella Morris, asesora legal y madre de dos hijos del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, fue vigilada por David Morales Guillén, propietario y gerente de la firma de seguridad Undercover Global SL. (UC Global), con sede social en la provincia española de Cádiz.
El seguimiento persistió cuando el exmilitar andaluz fue forzado a ceder las riendas de la protección de la embajada de Ecuador que había controlado desde 2012 hasta la primavera de 2018, según informes judiciales a los que ha tenido acceso la agencia de noticias rusa Sputnik.
Mensajes que la defensa de Assange tiene en su poder
“Buenas. ¿Tenemos novedades de Stella?” (…) “¿Puedes enviarme la pantalla del email de Stella?”, preguntó Morales a un operario de UC Global en un mensaje telefónico fechado en abril de 2018. “¿Alguna respuesta de Stella?”, “Hay que buscar el contacto con Stella”, indicó poco después.
Estos y otros chats se incluyen entre las evidencias de la querella interpuesta por Assange contra el exmarine español y su compañía de seguridad.
La Audiencia Nacional de Madrid está investigando a Morales por presunto delito contra la intimidad, violación del secreto de las comunicaciones abogado-cliente y blanqueo de capitales, entre otros cargos.
El juez José de la Mata, que instruye la causa, trata de esclarecer si el patrón de UC Global trasmitió a la Inteligencia estadounidense información que obtuvo ilegalmente con su trabajo en la legación ecuatoriana.
Se trata de vídeos de reuniones, audios de conversaciones, datos personales e informes detallados de las visitas del refugiado australiano, que se almacenaron en bases de datos y servidores del sistema informático de la empresa, según se constató en una fase previa de la investigación judicial sobre la que informó esta agencia.
Operación «Hotel»
Las investigaciones arrojan que ejecutaron una operación de espionaje en la sede diplomática ecuatoriana.
«Hotel» era la embajada ecuatoriana y el «huésped» era Assange. Las pesquisas pasaron después al análisis de las comunicaciones por telefonía móvil entre Morales y el núcleo de empleados que trabajaba en la operación.
“Necesito me pases las claves para el portal y para tener acceso a los vídeos de Hotel […] Te dejo el TeamViewer [sistema de acceso remoto] por si lo necesitas ahora… mientras voy a desayunar”, indicó Morales por la red de Telegram a su empleado y actual testigo protegido de los querellantes. La transmisión se efectuó la víspera de un viaje del presunto espía a Washington y Las Vegas en junio de 2017, de acuerdo con la documentación judicial
Morris desveló hace unos meses que Assange es el padre de sus dos hijos, de tres y un año respectivamente. Su primogénito entró en el radar del complot desde que se emitió la orden de robar un pañal para someterlo a pruebas de ADN que pudieran delatar la paternidad del bebé, según fue alertada por el ahora testigo protegido.
El mismo técnico podría ser llamado a testificar esta semana, en condiciones de testigo anónimo, en la vista judicial sobre la extradición a EE.UU. del exdirector de WikiLeaks, que se celebra en Londres.
Morales continuó acechando a la letrada con el fin de «ofrecerle acuerdos con la administración norteamericana» para desalojar la embajada, según argumenta el entorno legal del periodista e informático australiano. «Necesitamos contar con ellos para tratar el tema de su salida. A ver si podemos tener la reunión”, insiste el dueño de UC Global en un mensaje que conserva su exempleado.
El equipo del abogado Baltasar Garzón, que gestiona la querella en España y coordina la defensa internacional del australiano, arguye que el exmilitar andaluz pretendía «erigirse en interlocutor con Assange, a través de Stella Morris, para acordar su salida» de la legación ecuatoriana «en términos beneficiosos para la Administración de Estados Unidos».
Basan sus argumentos en correos y chats, enviados desde cuentas corporativas y particulares, y en los testimonios de extrabajadores de UC Global. «Los que controlan son los amigos de USA», escribió Morales, antes de remarcar: «Que podemos hacer si una agencia de las barras y estrellas quiere vernos».
La conexión se habría establecido a través de Las Vegas Sands, el conglomerado de casinos, hoteles y locales de ocio propiedad de Sheldon Adelson, recurrente donante del Partido Republicano y empresario considerado próximo al presidente Donald Trump. Morales, según admitió ante la Audiencia de Madrid, se encargaba de la seguridad en el Mediterráneo de un yate de Adelson.
Con información de Sputnik