El ‘Sí’ a la ampliación de las competencias del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha conseguido el triunfo en el referéndum celebrado este domingo en todo el país, según el escrutinio de la agencia de noticias Anadolu. Con el 9 9 % de los votos escrutados, el ‘sí’ obtiene un 51,3 4 % de votos frente a un 48,6 6 % por la opción del ‘no’.
El presidente turco, que ha certificado la victoria del ‘sí’ en el plebiscito, ha asegurado en una comparecencia posterior en Estambul que «hoy Turquía ha tomado una decisión histórica en un debate que dura 200 años y que es un cambio muy serio en nuestro sistema administrativo».
El Partido Republicano del Pueblo (CHP), principal formación de la oposición, ha cuestionado la legitimidad del recuento de los votos en el referéndum de reforma constitucional de este domingo. La mayor preocupación de la oposición es el comunicado de la Junta Suprema Electoral que a última hora de hoy permitió dar por válidas en el recuento papeletas no previamente selladas por el equipo de la mesa electoral, lo que abre la puerta, consideran, a manipulaciones. «Dicen que son válidas papeletas y sobres sin sello oficial. Eso es ilegal. Eso quiere decir que se pueden traer votos de fuera», dijo a los medios el vicepresidente del CHP, Bülent Tezcan.
También el prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP, izquierda), tercero en el Parlamento, ha denunciado en un mensaje en Twitter que impugnará dos tercios de los votos escrutados. «Nuestros datos indican una manipulación en el rango del 3 al 4 por ciento», indicó la formación prokurda en esa red social.
La oposición también duda de que sea el resultado definitivo al corresponder el recuento a los datos de la agencia de noticias Anadolu, pero se mantienen a la espera de los datos oficiales proporcionados por la comisión electoral, que realiza un recuento mucho más lento. Erdal Aksünger, uno de los vicepresidentes del CHP, declaró a la prensa que su partido impugnará entre el 37 y el 60 por ciento del total de las urnas escrutadas, y denunció la existencia de «mucha manipulación».
Erdogan, el gran impulsor de la reforma, ha sostenido que el modelo presidencialista aceleraría el desarrollo del país y ha equiparado el cambio con los propósitos de Mustafa Kemal Atatürk, el fundador de la moderna república laica.
«Con este cambio, nuestro pueblo decidirá por un salto en su desarrollo. Tenemos que hacer una elección inusual para lograr el objetivo de Mustafa Kemal Ataturk de alcanzar a las civilizaciones contemporáneas», agregó el político islamista.
Qué se ha votado
El punto esencial de la reforma, que consta de 18 enmiendas a la Carta Magna, prevé abolir el puesto del primer ministro, jefe del Gobierno, y entregar todo el poder ejecutivo al presidente.
Erdogan y el partido que fundó en 2001, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP), defienden este cambio como esencial para evitar negociaciones de coalición y gobiernos frágiles en el caso de que no haya mayorías absolutas, una situación frecuente en Turquía.
Pero no es tanto el aspecto técnico lo que parece preocupar hoy a los votantes, sino la personalidad del jefe de Estado y su discurso encendido a favor del islam como identidad de Turquía y contra ‘Occidente’, y especialmente contra la Unión Europea, relegada a enemigo de la nación en los últimos meses.
«He votado ‘sí’, porque hay que cambiar el sistema. Hemos sido durante mucho tiempo cercanos a Europa y no nos ha beneficiado. Con la reforma seremos adversarios de Europa y más fuertes», opina Ali, un padre de familia de 30 años, en conversación con Efe.
«He votado ‘no’, porque hay que proteger el sistema laico. No me gusta nada el AKP, incluso diría que lo odio», asegura una mujer de unos cuarenta años.
Ninguna de las 18 enmiendas toca asuntos religiosos, pero es obvia la apuesta de Erdogan por cimentar la religión como base de la nación y destacar la presencia del velo islamista en la vida pública como uno de sus grandes logros.
«He votado ‘no’, por supuesto», dice una señora de más de 60 años. «No quiero ponerme velo», agrega, rozando sus canas con los dedos.
El voto es una cuestión emocional para muchos: «Voté ‘sí’, porque amo a Recep Tayyip Erdogan», dice un hombre en la cuarentena. «Mi mujer ha votado ‘no'», agrega, con una sonrisa.
Se para una ambulancia ante un colegio electoral de Estambul. Las enfermeras sacan en camilla a un hombre entubado, que arrastra una botella de oxígeno: también él irá a votar, para volver acto seguido al hospital.
Estos son algunos de los 21 cambios que otorgan más poder al mandatario turco:
- todo el poder Ejecutivo se concentra en manos del presidente
- se elimina la figura del primer ministro
- el jefe de Estado obtiene el derecho de nombrar vicepresidentes, ministros y altos funcionarios
- los decretos presidenciales influirán en las decisiones sobre la creación, disolución, funciones y estructura de los ministerios
- el presidente obtiene el derecho a anunciar el estado de emergencia con aprobación del Parlamento
- asimismo, podrá designar a varios miembros del máximo órgano judicial del país
- también podrá emitir decretos sin aprobación de los legisladores (aunque podrán ser anulados por el Parlamento en el futuro)
Durante 11 años (2003-2014) Erdogan fue jefe de Gobierno turco, antes de asumir el cargo presidencial en 2014. La reforma constitucional le permite permanecer en el poder hasta 2029 si ganara las elecciones que tendrán lugar en Turquía en 2019 y 2024.
Las consecuencias del plebiscito pueden ser graves y conllevar enfrentamientos civiles, ya que la sociedad está dividida más que nunca ante dos visiones del país, una más laica y otra que aboga por una mayor influencia del islam.