La primera ministra británica, Theresa May, confirmó este martes que el Reino Unido abandonará el mercado único europeo, aunque intentará negociar un acuerdo comercial «lo más amplio posible» con la Unión Europea (UE). Así lo dijo en su presentación, en el centro de la capital británica, de la hoja de ruta y objetivos prioritarios de su plan para abandonar la alianza de los 28.
La premier apuesta así por el que se conoció como «Brexit duro», el más radical, es decir, abandonar el mercado único y los estamentos judiciales, en detrimento del «Brexit blando», el cual aseguró que significaría, en la práctica, que el país «no sale de la UE, como se votó en el referéndum del 23 de junio de 2016, porque aún estaría sometido a la legislación europea».
La primera ministra británica, que este martes pronunció el discurso más significativo desde que asumió su cargo el pasado mes de julio, dejó claro que el Reino Unido no se convertirá en un socio «parcial» de la Unión Europea después que salga de la organización, y señaló que rechaza negociar un Brexit que deje a su país «mitad dentro, mitad fuera» de la UE.
Theresa May también afirmó que «queremos una relación nueva y constructiva entre Reino Unido y la UE», y añadió que el convenio al que lleguen las partes será sometido a votación en las dos cámaras del Parlamento.
Tanto Bruselas como las cancillerías de la UE pusieron como condición si ne qua non que para que Reino Unido tuviera acceso al mercado único, debía respetar la libre circulación de personas. Sin embargo, Downing Street prefirió priorizar el control de las fronteras y la policía migratoria. Eso, a pesar de que Londres pretende garantizar la seguridad de los tres millones de británicos que residen en territorio de la UE.
Escocia e Irlanda del Norte, claves del proceso
La que podría poner más obstáculos al proyecto de May es la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, quien tiene como objetivo mantener una Gran Bretaña unida. Sturgeon declaró recientemente que daría un período de tregua a la mandataria británica para evaluar el acuerdo con la UE y descartó un referéndum de independencia para 2017.
Pero las declaraciones de este martes pueden alterar los tiempos ya que para los nacionalistas escoceses la continuidad en el mercado común de la alianza es innegociable.
Otro frente de incertidumbre será el judicial. Durante los próximos días se dará a conocer el veredicto del Tribunal Supremo sobre si el Parlamento tiene que implicarse o no en la invocación del Artículo 50, que abre el proceso negociador con Bruselas. Si el Supremo implica a los parlamentos escocés y de Irlanda del Norte en la resolución, tal y como solicitan dos demandas presentadas, el calendario podría complicarse mucho debido a que la asamblea norirlandesa de Stormont se disolvió este lunes luego de cayera el gobierno del país y se convocaran nuevas elecciones para principios de marzo.