Rescatan imágenes sobre la representación simbólica del cuerpo y la violencia hacia las personas

En las culturas de los pueblos originarios el entorno es concebido como parte de un todo; un universo en el que animales, plantas, elementos y fenómenos naturales coexisten en una cosmovisión basada en un profundo respeto a la Naturaleza

Rescatan imágenes sobre la representación simbólica del cuerpo y la violencia hacia las personas

Autor: Andrés Monsalve

En las culturas de los pueblos originarios el entorno es concebido como parte de un todo; un universo en el que animales, plantas, elementos y fenómenos naturales coexisten en una cosmovisión basada en un profundo respeto a la Naturaleza.

Mientras tanto, la filosofía occidental parte de la contraposición entre lo humano y todo el resto del género animal y remarca la supremacía del “hombre” basada en estas diferencias.

El control sobre la naturaleza es el principio de la Modernidad y es sobre esta noción de violencia que se funda la noción de mundo. El pensamiento moderno legitima la violencia ejercida sobre otrxs velando por el dominio de la vida, es decir, el dominio occidental de la muerte.Se plantea la categoría del “otro” como alteridad, donde el conquistador establece valores de tolerancia, donde todx lx distintx debe ser sometidx.

La noción de progreso fractura la unidad Naturaleza a partir del especismo, el racismo, etc. poniendo como centro al “hombre moderno” en contraposición a lo femenino, lo salvaje, lo no civilizado. Se construye una hegemonía del poder, y el principio del biopoder para administrar la vida de unxs en provecho de otros.

Luca Gaetano Pira es un fotógrafo radicado en Berlín que trabaja con la noción del sufrimiento como un problema de cuerpo, común en lo animal y lo humano y hace evidente la violencia ejercida sobre estos, una violencia que esta culturalmente normalizada; que estamos acostumbradxs a ver y raramente nos incomoda.

Su trabajo no es una critica a la depredación natural, sino a la maquinaria de industrialización de los cuerpos para satisfacción de otros; al sometimiento y la apropiación de sus condiciones de vida; en ocasiones desde su nacimiento, a la modificación de sus cuerpos, de su movilidad, de sus hábitos.

Sus personajes son seres híbridos, que contemplan un entorno agresivo, contaminado, violento.

Plantea lo animal/humanx no como oposición sino como una misma naturaleza, como una afinidad que no parte de las similitudes sino de la pluralidad y la multiplicidad.

Pienso el devenir animal sugerido por Deleuze como un contagio o como un “agenciamiento”, un devenir animal que se reconoce en su entorno y desde ahí construye su territorio. Este devenir múltiple es una postura contra la opresión de otrxs porque hace objeto de reflexión a los emsamblajes de existencias conformadas por devenires animales que comúnmente se mantienen al margen, reprimidos, prohibidos…

Volver a pensarnos en la naturaleza a partir de la afinidad y las múltiples diferencias es generar nuevas condiciones para pensar y representar al otrx y por lo tanto de poner en cuestión todo sistema de valoración jerárquica.

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