¿Reversa estratégica o derrota política? Trump cede terreno ante China en plena tensión comercial

Mercados reaccionan positivamente ante señales de distensión comercial, pese a la contradicción con el discurso proteccionista de Trump

¿Reversa estratégica o derrota política? Trump cede terreno ante China en plena tensión comercial

Autor: El Ciudadano México

El gobierno de Donald Trump, conocido por su retórica agresiva y postura inflexible frente a China, parece estar dando marcha atrás en su estrategia comercial, en lo que muchos analistas ya interpretan como un indicio de derrota política más que de apertura diplomática. Según fuentes oficiales, la administración ha comenzado a hablar de avances “positivos” en las negociaciones con el gigante asiático, un giro inesperado que contradice años de confrontación directa impulsada por el propio Trump.

Véase también: Aprobación de Trump alcanza su nivel más bajo desde que asumió la presidencia

Desde su regreso a la presidencia, Trump reinstaló aranceles punitivos de hasta el 145% a productos chinos, justificando la medida por la supuesta participación de Pekín en el tráfico de fentanilo y por prácticas económicas desleales. China respondió de inmediato con tarifas del 125% a productos estadounidenses. Sin embargo, lejos de quebrar la voluntad china o forzar concesiones, la estrategia ha llevado a un estancamiento económico bilateral sin precedentes, calificado por miembros del propio gabinete como un “embargo mutuo”.

Ahora, la narrativa ha cambiado. La vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, reveló que el presidente instruyó comunicar a la prensa que las negociaciones van por buen camino. El mensaje contrasta con la línea dura que Trump ha defendido durante años, y podría interpretarse como un reconocimiento tácito de que la presión arancelaria no funcionó.

Más revelador aún fue el análisis del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien durante una reunión privada con inversionistas admitió que la situación actual no puede sostenerse. Bessent no solo reconoció el fracaso de la estrategia comercial, sino que también planteó la necesidad de un “reequilibrio económico” entre ambas naciones, aceptando que tanto Estados Unidos como China deben hacer concesiones. Una afirmación que choca frontalmente con la narrativa trumpista de “victoria total” sobre los adversarios geopolíticos.

El aparente giro ha tenido consecuencias inmediatas en los mercados financieros: los índices bursátiles repuntaron tras el anuncio, reflejando el alivio de los inversionistas ante una posible desescalada. Sin embargo, el trasfondo político es menos favorable para Trump. La marcha atrás en su postura comercial puede leerse como un debilitamiento de su liderazgo frente a un electorado que lo eligió, en parte, por su promesa de confrontar a China sin titubeos.

A esto se suma el frente latinoamericano, donde el gobierno de Trump ha manifestado su disposición a ayudar financieramente a Argentina si enfrenta una nueva crisis global. La ayuda, sin embargo, viene condicionada por el cumplimiento estricto de reformas que responden más a las exigencias del FMI que a una estrategia coherente del Ejecutivo estadounidense, lo que alimenta aún más las dudas sobre la solidez de su visión internacional.

En conjunto, las señales de apertura hacia China y la búsqueda de pactos pragmáticos reflejan no solo un cambio de tono, sino una posible rendición estratégica disfrazada de diplomacia. El presidente Trump, que basó gran parte de su discurso político en la confrontación y el nacionalismo económico, se enfrenta ahora a la paradoja de tener que negociar para evitar un colapso mayor. Y eso, para muchos, ya es una forma de derrota.

Foto: El Ciudadano

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