Rumanía obliga a desviarse al avión del viceprimer ministro ruso

Dmitri Rogozin ha arremetido contra las autoridades del país europeo por no permitir la llegada a su territorio al avión en el que viajaba junto a otros funcionarios.


Autor: Adolfo Sommer

 

«Las autoridades de Rumania han puesto en peligro las vidas de los pasajeros del avión regular S7, de mujeres y de niños. Hubo combustible suficiente para llegar a Minsk [Bielorrusia]. Esperen la respuesta, alimañas», ha cargado este viernes el viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin, contra las autoridades de Rumania después de que este país, junto con Hungría, prohibieran cruzar sus respectivos espacios aéreos al avión ruso con destino a Moldavia en el que viajaba el propio político y otras personas.

El avión en el que viajaba Rogozin y otras 164 personas se dirigía a Chisinau, la capital de Moldavia, a donde el viceprimer ministro había sido invitado por el presidente de este país, Ígor Dodón. Sin embargo, el Gobierno moldavo —enfrentado al presidente— negó el aterrizaje a la nave, mientras que los dos países antes mencionados prohibieron a la nave cruzar sus respectivos espacios aéreos. El vuelo tenía que cambiar el curso y aterrizar, finalmente, en Minsk, la capital de Bielorrusia.

Además, Rogozin tenía planeado llegar a la república de Transnistria (separada de Moldavia desde 1992) para reunirse allí este sábado con su líder Vadim Krasnosélski y con Ígor Dodón.

Por su parte, el presidente moldavo ha dicho sentirse «avergonzado» por las acciones de su país, según lo cita la agencia RIA Novosti. Según Dodón, el incidente con el avión de Rogozin es «un espectáculo sin precedentes de rusofobía por parte de las autoridades moldavas» que —dijo— «va dirigido contra los ciudadanos moldavos y contra las buenas relaciones con Rusia, nuestro socio estratégico».

Asimismo, ha precisado que el Partido Demócrata que encabeza el país lleva a cabo este «espectáculo barato» para «agradar a sus patrocinadores en EE.UU. y la OTAN». Dodón también ha recordado que «cientos de miles de ciudadanos de Moldavia trabajan en Rusia y no tienen problemas». El Gobierno «debe sentirse avergonzado» por sus acciones, ha dicho.

Moldavia es un país parlamentario y la autoridad del presidente es muy limitada.

 


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