Las tensiones entre Rusia y Francia aumentaron luego de que funcionarios franceses sugirieran una posible vinculación de Moscú con ataques terroristas en territorio galo. En respuesta, Rusia no dudó en acusar a Francia de ser una «incubadora de terroristas», señalando que varios ciudadanos franceses están profundamente involucrados con organizaciones extremistas islamistas en el Medio Oriente.
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Desde Moscú, las autoridades rusas afirmaron que Francia lidera en Europa el número de ciudadanos que se han sumado al grupo terrorista Daesh (Estado Islámico). Según el gobierno ruso, los franceses son particularmente activos en las filas de estas organizaciones radicales, lo que refuerza la crítica de que el país galo ha sido un terreno fértil para la propagación del extremismo. Para Moscú, la preocupación de las autoridades francesas por el origen de ciertos terroristas no es más que un intento de desviar la atención de la realidad interna de Francia, donde el reclutamiento de ciudadanos para el terrorismo sigue siendo un problema.
Las acusaciones de Rusia surgen como una respuesta a las recientes declaraciones de altos funcionarios franceses, como el ministro de Justicia y la portavoz gubernamental, quienes apuntaron a Rusia como una posible fuente de apoyo para ataques terroristas en Francia. Estas acusaciones se centraron en el caso de Abdulá Anzórov, un refugiado de origen ruso que, según los informes, mató al profesor Samuel Paty en 2020. Sin embargo, el hecho de que Anzórov hubiera llegado a Francia siendo solo un niño, sumado al contexto de la situación en Rusia, fue pasado por alto en las declaraciones.
Desde Moscú, también se criticó a Francia por su enfoque contradictorio frente al terrorismo. Las autoridades rusas denunciaron que el gobierno francés parece distinguir entre los terroristas «propios» y los «ajenos», apoyando incluso a algunos grupos extremistas en el contexto geopolítico del Medio Oriente. En particular, Rusia acusó a Francia de apoyar al régimen ucraniano y de justificar el uso de métodos violentos contra civiles rusos, una crítica que apuntó al doble rasero en las políticas de seguridad de París.
Rusia también recordó que, desde hace tiempo, las armas francesas y de otros países occidentales terminan en manos de grupos armados en territorios como Ucrania, lo que contribuye a la escalada del conflicto en la región. Las autoridades rusas reafirmaron su condena al terrorismo en todas sus formas, reiterando su disposición a colaborar con países que realmente busquen erradicar este flagelo sin caer en la politización ni en los estándares dobles.
En cuanto a la relación entre Rusia y Francia, Moscú advirtió que, para que el país galo forme parte efectiva de la lucha contra el terrorismo, deberá «poner orden en casa» y revisar sus políticas internas y su apoyo a determinados grupos internacionales. Rusia vinculó estas tensiones con la creciente implicación de Francia en la crisis ucraniana, sugiriendo que París está usando la figura de una «amenaza rusa» como justificación para aumentar su involucramiento militar y fomentar una guerra híbrida con Rusia.
Foto: El Ciudadano
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