Este jueves el presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó un decreto que establece nuevas sanciones contra Rusia, en específico a personas y cinco organizaciones rusas, entre los que se encuentra el Servicio Federal de Seguridad, por supuestos ciberataques para interferir en el curso de las elecciones presidenciales en EEUU.
El Departamento de Estado de EEUU declaró personas no gratas a 35 diplomáticos rusos, dándoles 72 horas de plazo para abandonar el país, y ordenó el cierre de dos inmuebles del país europeo en Maryland y Nueva York que diplomáticos rusos supuestamente utilizaban para espionaje.
En una primera reacción, el Kremlin tachó estas medidas de destructivas al indicar que tienen por objetivo «dañar definitivamente las relaciones ruso-estadounidenses, ya de por sí precarias, así como asestar un golpe a los planes de la política exterior de la futura Administración del presidente electo de EEUU».
Un primer anuncio del ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, aplicó la teoría del «ojo por ojo, diente por diente», para igualar la medida anunciada por el Departamento de Estado norteamericano: «No podemos dejar sin respuesta semejantes invectivas. La reciprocidad es la ley de la diplomacia y de las relaciones internacionales», destacó Lavrov.
Indicó que las acusaciones de EEUU contra Rusia sobre la injerencia en la campaña electoral carecen de fundamento y que su país no dejará sin respuesta las nuevas sanciones impuestas por la administración de Barack Obama.
Sin embargo, el presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó horas más tarde que Moscú no responderá de forma simétrica a Washington y no va a expulsar a diplomáticos estadounidenses. Eso contradice al anuncio de su ministro, a quien el mandatario rectificó luego de decidir rebajar la tensión diplomática. Putin aseguró que Moscú no expulsará a ningún diplomático estadounidense, a pesar de las medidas adoptadas por Washington, y aseguró que pretende evitar «crear problemas a los diplomáticos norteamericanos» por eso no va a prohibir a sus familias y niños que viven en Rusia visitar lugares de ocio durante las fiestas navideñas.