La reciente crisis desatada en la central nuclear de Zaporiyia, en Ucrania, ha sido uno de los temas más tratados por los medios de comunicación a nivel mundial.
Titulares, que circularon alrededor del mundo, acusaban a Rusia de atacar la planta, lo que podría provocar una catástrofe “hasta 10 veces mayor que la de Chernobil”.
Sin embargo, la información dio un vuelco este viernes 4 de marzo, cuando el embajador ruso, Vasili Nebenzia, dijo ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que el ataque fue obra de saboteadores ucranianos. Ya antes, Igor Konashenkov, vocero del Ministerio de Defensa ruso, había dicho que el ataque era una provocación de Ucrania.
Reportes periodísticos habían consignado, desde el lunes 28 de febrero, que los rusos habían tomado el control de la central de Zaporiyia.
«¿Por qué íbamos a hacer eso? Nosotros somos los más interesados en mantener la seguridad nuclear y en general en Ucrania. Somos los vecinos de Ucrania y junto a los bielorrusos y ucranianos vivimos la tragedia de Chernóbil», dijo Nebenzia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, en una declaración que recibió el respaldo de la delegación de China.
El diplomático aseguró que los militares rusos devolvieron el fuego a ucranianos “Cuando se iban, el grupo de sabotaje ucraniano prendió fuego a las instalaciones”.
Antes, el embajador de Ucrania ante la ONU, Sergi Kislitsia, había acusado al ejército ruso de “terrorismo nuclear”.
El Ministerio de Defensa ruso también aclaró que el fuego, provocado por el proyectil, no fue en uno de los reactores, sino en una construcción cercana y que ya ha sido controlado.
Hasta ahora, la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, continúa trabajando con normalidad.
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