Nuevas protestas se registraron este sábado en Francia en rechazo al proyecto de Ley de Seguridad Global, con un saldo de 64 detenidos y ocho agentes de seguridad heridos.
Las fuerzas de seguridad del Estado usaron granadas aturdidoras, mientras que en Lyon, emplearon cañones de agua y gases lacrimógenos, para dispersar a los manifestantes, informó el portal RT.
Ante las fuertes olas de protestas, el Gobierno de Emmanuel Macron retiró el proyecto de ley, que tenía como objetivo restringir la difusión de actos de la policía, lo que es considerado por varios activistas, una fuerte transgresión a los derechos humanos.
En la primera de las manifestaciones parisinas se confundían un rosario de protestas de muy diversa naturaleza.
Los sindicatos CGT, FSU y FO encabezaban los desfiles para protestar básicamente contra la precariedad social, pidiendo más ayudas y mejores salarios.
Por su parte, varias organizaciones estudiantiles, comenzando por la histórica UNEF, participaban para protestar contra el comportamiento de las fuerzas del orden en manifestaciones anteriores.
Antes y después de las representaciones sindicales tradicionales, en la manifestación parisina se confundían militantes de muy distinta procedencia: «chalecos amarillos» de extrema izquierda, grupúsculos de «black block» (ultrarradicales, partidarios del enfrentamiento directo, a pedradas y estacazos), y representantes de pequeñas organizaciones hostiles a las fuerzas del orden.
Al comienzo del trayecto de la manifestación parisina, en la avenida Gambetta, en dirección de la plaza de la República, se produjeron enfrentamientos difíciles de calibrar: intentos de montar e «incendiar» barricadas, «intercambio» de «proyectiles» (piedras, bastones), cargas contenidas de los antidisturbios.
En el resto de las 90 manifestaciones, en muchas de las grandes ciudades de Francia, la tensión era muy similar, según las fuentes más diversas.
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