La alarma social se enciende sobre Tianjin casi una semana después de la explosiones en la terminal de contenedores del puerto de la ciudad. El pasado martes, el grupo ecologista Greenpeace difundió en las redes sociales una imagen en la que se puede ver espuma blanca sobre la calzada mojada tras la lluvia. Además, otros ciudadanos que viven en zonas cercanas al lugar aseguraron a la prensa china haber experimentado escozor en la piel tras las primeras lluvias que cayeron sobre la zona afectada.
El pasado jueves, un almacén de explosivos situado en el puerto industrial de la ciudad del norte de China voló por los aires y puso en alerta a los vecinos de Tianjin. Menos de un minuto después, otra explosión se registró en la zona. En la nave se almacenaban productos químicos peligrosos –bisulfuro de sodio, cianuro de sodio, potasio de nitrato y nitrato de amonio, entre otros–.
El balance total de muertos asciende a 114 personas, aunque 57 todavía permanecen desaparecidas. El Ejecutivo chino, por su parte, continúa con la búsqueda de culpables. Por el momento se han detenido a diez directivos de Ruihai International Logistics, la empresa propietaria del almacén incendiado, que hasta el mes de junio no tenía los permisos necesarios para almacenar productos químicos. Además, el PCCh ha anunciado la apertura de una investigación contra el director de la Administración Estatal de la Seguridad Laboral, Yang Dongjiang.
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