80 muertos y más de 230 heridos dejó el atentado terrorista perpetrado por el Daesh (Estado Islámico) en contra de manifestantes en Kabul, que protestaban por políticas del Ejecutivo el pasado sábado. A estas víctimas, hay que añadirle los 21 muertos y 35 heridos del ataque suicida en Bagdad (Irak) de este domingo, perpetrado por el mismo grupo terrorista a uno de los barrios chitas de la ciudad.
En Afganistán, el Gobierno decretó duelo nacional horas después del sangriento ataque en contra de la comunidad hazara, de la rama islámica chií, que agrupa a un 9% de la población en el país, de mayoría suní.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, ordenó que la plaza Demazang, el escenario del brutal ataque, pase a denominarse Shuhada Chawk (Plaza de los Mártires en esta lengua afgana). Pero esta es sólo una de las medidas que tomará al respecto.
En un comunicado tras el atentado, se ha dado a conocer que el presidente de la nación «ordenó a los órganos de seguridad vengar a las víctimas del ataque terrorista del Daesh«, una moción que Menapal ha sustentado al agregar: «Como ha quedado claro que el Daesh estaba detrás del incidente, nos vengaremos».
Según informó TeleSUR, el Ejecutivo también anunció que se creará una comisión dirigida por la Fiscalía, y en la que participarán funcionarios y líderes nacionales, para investigar los posibles fallos de seguridad en el incidente. «Aquellos que sean encontrados culpables o que hayan cometido negligencias, serán tratados de acuerdo con el sistema legal», advirtió el portavoz.
Los ataques evidencian nuevamente que el terrorismo de grupos como el Daesh tiene como principal enemigo las facciones del islam que no comparten lo que para ellos representa su religión. Es por eso, que las víctimas a manos de estos grupos siguen siendo en su mayoría musulmanas.
En este sentido, cabe recordar el atentado del pasado 4 de julio, en el que murieron al menos 290 personas en el barrio de Karrada, en Bagdad (Irak).