Este lunes comenzó en el Reino Unido una investigación pública sobre el escándalo de los miles de casos contagiados por una enfermedad a través de transfusiones de sangre, denunciado por las víctimas y familiares durante años.
La mayoría de las personas creyeron que los médicos le estaban salvando la vida, pero la sangre infectada los estaba llevando a la muerte, relatan los afectados.
Según en los años 70 y 80 las personas recibieron sangre contaminada, lo que constituye uno de los peores casos de malas prácticas médicas del Servicio de Salud Pública de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés).
«Todavía hay gente muriéndose sin saber que está infectada», dijo a la BBC Mundo Jackie Britton de la ciudad de Portsmouth, quien recibió hace 29 años sangre después del parto y éste flujo sanguíneo había sido infectada con hepatitis C, una enfermedad que no se podía detectar en ese entonces, cuyo motivo su hígado lentamente se fue deteriorando.
«Las cuatro unidades de sangre que me habían salvado la vida me estaban matando», relató Britton al insistir que empezó a notar que algo estaba mal a los 50 años, pues una «fatiga absoluta» se apoderó de ella.
«Sentía náuseas. Empezaba con arcadas cuando trataba de preparar una comida, por el esfuerzo y energía que me demandaba», expresó al reiterar que «la hepatitis C es un trauma después de otro«.
Aunque con la nueva generación de fármacos Britton ya no posee el virus en su cuerpo, debe hacerse controles cada seis meses para asegurarse de no tener cáncer u otra enfermedad. Actualmente sufre de cirrosis hepática.
Poco tiempo de vida
En las décadas de los 70 y 80, casi 5 mil personas con hemofilia recibieron un tratamiento con sangre contaminada con hepatitis C y en otros casos con VIH.
También se estima que otro grupo de gente integrado por 28 mil personas, como es el caso de Britton, recibieron transfusión de sangre tras el parto o una operación. En la actualidad no existen cifras específicas de cuántas personas fueron infectadas antes de 1992.
Los expertos consideran que todavía hay gente que vive con hepatitis C por una de estas transfusiones de sangre y que aún no han sido diagnosticadas.
Bob Leary, de 72 años, paciente del NHS es otro de los casos que ha relatado su experiencia. «Todo empezó en 1986 cuando se me perforó un intestino. No volví a pensar en la transfusión que me hicieron hasta cuatro años después», comentó.
Los médicos le detectaron hepatitis C y el pronóstico fue brutal, supuestamente le quedaban entre 10 y 15 años de vida. «Como te imaginarás, fue un gran shock, pues en 2012 mi hígado comenzó a fallar. Presentó signos de ictericia y perdió muchísimo peso«, expresó.
Sin embargo, lo peor no había sucedido, al año siguiente los galenos le dijeron que le quedaban solo unas semanas de vida, pero corrió con la fortuna de conseguir un hígado que lo salvó.
Leary estará bajo medicación de por vida. «No quiero entrar en eso de echar culpas, porque podría amargarme toda la vida, pero necesitamos asegurarnos de que no vuelva a pasar algo similar«, indicó.
A su vez, señaló que espera que la investigación pública sobre el escándalo que comienza esta semana pueda ofrecer alguna respuesta a todos los afectados.
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