Un alpinista de 55 años murió recientemente en el lado francés de la montaña más alta de Europa, el Mont Blanc, mientras se enfrentaba al descenso desde la cumbre junto con su hijo de 20 años.
El hombre, de nacionalidad francesa, se estrelló a más de 400 metros a lo largo de la ruta normal desde el refugio Gouter. El incidente ocurrió a unos 4.500 metros sobre el nivel del mar, a la altura de la Cresta delle Bosses.
Al efectuar la reconstrucción de los hechos, los rescatistas determinaron que los escaladores no se encontraban atados de manera adecuada y procedieron a seguir su descenso en un tramo muy empinado, cuando el padre perdió el equilibrio y resbaló ante la mirada atónita y desesperada de su hijo.
Mont Blanc, el gigante alpino de 4.810 metros de altura sobre el nivel del mar, es el tercer lugar natural más visitado del mundo. Recibe en promedio de 300 a 500 escaladores por día, con picos de 1.000 los fines de semana.
El alto número de visitas y la frecuencia de los accidentes que se suscitan, motivó acordar que a partir de 2019 las autoridades francesas establecerán un número limitado de visitantes: solo 200 escaladores al día pueden alcanzar, desde el lado francés, el pico más alto de los Alpes.
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