Una sentencia recientemente desclasificada del Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera de Estados Unidos, fechada el 27 de abril de 2017, prueba que el gobierno de Barack Obama interceptó comunicaciones privadas de forma ilegal a través de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).
«La revelación del espionaje ha tenido poca atención mediática si se compara con la histeria sobre la presunta conexión Rusia-Trump», publicó LaRouche, destacando que, según el documento, uno de cada 20 ciudadanos estadounidenses fue víctima del ilícito.
La información revela que analistas de la NSA violaron estándares procedimentales de la ley FISA, que otorga autorización a la comunidad de inteligencia para capturar información personal de extranjeros, pero fija una serie de mecanismos para resguardar el correcto uso de sus tecnologías.
En este caso, confirmando las denuncias que hiciera años atrás el ex técnico de la agencia, Edward Snowden, se vulneraron «con bastante frecuencia» normas que impedían registrar a estadounidenses, infringiendo la Cuarta Enmienda de la Constitución de EEUU que impide invasiones arbitrarias.
RT señala que el tribunal descubrió cambios «significativos» en la manera de intervenir las comunicaciones por la NSA, específicamente respecto a la denominada «upstream collection«, datos que la agencia captura del tráfico de internet de los usuarios a partir de correos electrónicos o palabras clave en un buscador.
Poco después de conocerse esta sentencia, la NSA emitió un comunicado anunciando que dejará de almacenar comunicaciones de este tipo.
«La NSA dejará de colectar ciertas comunicaciones de internet que simplemente mencionaban a blancos de inteligencia extranjeros», informó, agregando que «limitará dicha colección a comunicaciones de internet que sean enviadas directamente desde o hacia un blanco extranjero».
Finalmente, la agencia informó que «borrará la gran mayoría de los datos de internet de upstream para proteger la privacidad de las comunicaciones de estadounidenses».