Un importante logro obtuvo este mes la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) luego de que el juez de distrito Justin Quackenbush acogiera a trámite una millonaria demanda contra los responsables de torturar a más de 100 prisioneros acusados de terrorismo entre 2002 y 2008.
La acción legal fue interpuesta en octubre por ACLU, representando a Suleiman Abdullah Salim, natural de Tanzania que fue detenido por la CIA y fuerzas de seguridad kenianas en Somalia, en 2003; Mohamed Ahmed Ben Soud, libio capturado en un operativo estadounidense-paquistaní el mismo año, y Gul Rahman, afgano que murió de hipotermia en 2002, estando bajo custodia de la CIA.
El caso busca indemnizaciones que ascienden a los 75 mil dólares por las tres víctimas, que sufrieron apremios en cárceles secretas de la CIA ubicadas en Afganistán, reporta Press TV.
Según la organización que patrocina la demanda, el gobierno de EEUU ha intentado bloquear el avance de procesos similares alegando el potencial peligro que ellos tendrían para la seguridad del país.
La decisión del magistrado rechazó las peticiones del Departamento de Justicia de EEUU que apuntaban a considerar los “intereses” del país en relación a detalles reservados que pudieran filtrarse apenas el delito comience a ser investigado.
Este es el único libelo que ha sido presentado sobre estas materias luego del informe del Senado de EEUU que en 2014 confirmó el uso de torturas por parte de la CIA y acusó a la Agencia de pagar 80 millones de dólares a una compañía dirigida por dos psicólogos de la Fuerza Aérea norteamericana sin experticia en interrogatorios y operativos antiterroristas.
La CIA empleó técnicas brutales como “waterboarding”, violencia física, privación del sueño, ejecuciones simuladas y penetración rectal para interrogar a sospechosos de terrorismo detenidos sin debido proceso tras los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Las técnicas fueron exportadas de prisiones secretas de la Agencia, conocidas como “sitios negros”, para ser posteriormente usadas en Guantánamo, la base aérea de Bagram en Afganistán y Abu Ghraib en Irak.
Un ex guardia de Guantánamo reveló en enero de este año que la CIA montó presuntos suicidios para encubrir la muerte de internos en dicho campo de concentración.