Donald Trump no ha revelado mucho acerca de cuáles serán sus reales planes en materia de política exterior si es que llega a la Casa Blanca. El virtual candidato republicano, a sólo un paso de conseguir la nominación de su partido, ha asegurado que su principal interés es su país. “Estados Unidos primero”, ha dicho el empresario. Ahora, con la seguridad que le dio su victoria en las primarias de Oregon la noche del martes, Trump comienza a dar sus primeros pasos en temas de diplomacia.
En un discurso a principios de mes, Trump criticó administraciones pasadas y prometió que si llegaba a la Presidencia aumentaría las fuerzas militares, destruiría al “Estado Islámico” -aunque no especificó cómo-, y rechazaría algunos acuerdos comerciales.
Y ayer, tras semanas de conversaciones telefónicas, el ex rostro del reality show The Apprentice se reunió con el ex secretario de Estado, Henry Kissinger. Quien fuera un hombre clave de los Presidentes Richard Nixon y Gerald Ford le dio una “clase magistral” a Trump sobre política exterior. La cita -de dos horas- no sólo revela cómo Trump está construyendo relaciones con los republicanos con más experiencia, sino que muestra cómo se está inclinando hacia una visión más realista de la diplomacia, aseguró The Washington Post. Visitar a Kissinger se ha vuelto en una suerte de ritual para los candidatos presidenciales, especialmente republicanos.
El encuentro, en la casa de Kissinger en Nueva York, se dio en momentos que Trump busca apoyo del establishment del Partido Republicano y pretende reforzar sus ideas en política exterior, además de mostrarse como un candidato serio. La semana pasada Trump se reunió con James Baker, ex secretario de Estado (1989-1992) y con miembros de su conglomerado, como el líder de la Cámara Baja, Paul Ryan, en busca de unidad.
Asimismo, la cita entre Kissinger y Trump ocurre después de que el magnate declarara que le gustaría mantener un encuentro con el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, para hablar sobre su programa nuclear. “Hablaría con él. No tendría ningún problema en hablar con él”, afirmó a la agencia Reuters. Sería un “gran cambio para las relaciones con Estados Unidos”, dijo.
Trump afirmó que presionará a China para que a su vez ponga más presión a Corea del Norte. Los comentarios representan un giro en la relación que tiene Washington con Pyongyang. Estados Unidos no tiene relaciones diplomáticas formales con el país y negocia a través de la embajada sueca. A su vez, China expresó su apoyo a la iniciativa de Trump. “Pensamos que es algo muy positivo para hacer”, afirmó Beijing.
En su momento Barack Obama también manifestó su deseo de hablar con enemigos de Estados Unidos, entre ellos, Kim Jong Il, en 2008. Durante su administración, Obama se acercó al cubano Raúl Castro, y al gobernante iraní, Hassan Rouhani, pero no al líder norcoreano.
Hasta ahora Trump había dado declaraciones respecto de que su política exterior sería desafiante. Así, generó tensión entre Estados Unidos y Reino Unido luego de que afirmara que si llegaba a la Casa Blanca prohibiría la entrada de musulmanes al país. El primer ministro británico, David Cameron afirmó que la idea era “divisoria, estúpida y equivocada”. Trump respondió: “Parece que no tendremos una muy buena relación, aunque me gustaría tener una buena relación con él”.