El miedo de EE. UU. al crecimiento de Huawei no es en vano. El ascenso de esta compañía en el sector de las telecomunicaciones no se entiende sin Europa
Con el objetivo de contrarrestar la influencia geopolítica y económica de China, el presidente estadounidense, Donald Trump, emprende una campaña para lograr una alianza con la Unión Europea (UE) que frene el crecimiento de las inversiones y el poderío comercial del gigante asiático en el viejo continente.
El embajador estadounidense ante el bloque europeo, Gordon Sondland, señaló que independientemente de lo que ocurra con el «Brexit» y de quiénes integren el «nuevo equipo» al frente de la UE, Washington espera que eso «se traduzca en un debate comercial más productivo«
“El verdadero objetivo aquí es China, el verdadero objetivo es que Estados Unidos y la Unión Europea nos asociemos para atajar a China y establezcamos juntos un sistema global en el que nosotros fijemos los estándares y las normas de conducta, y China siga nuestro ejemplo, no al revés», afirmó durante un encuentro con periodistas en Madrid, realizado en el marco de un foro organizado por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España.
Sondland dejó claro el malestar de Trump frente a las relaciones comerciales con los países europeos y expresó que el Mandatario se siente “decepcionado” con el trato que recibe de sus socios de este lado del Atlántico.
“Si mi mejor amigo me llama y me pide que le haga un favor, lo trataré de forma diferente a un extraño en la calle, y es así como nos sentimos con la UE”, afirmó.
Sin embargo, resaltó que Washington confía en que “el nuevo liderazgo” en la UE que surja de las próximas elecciones de la Eurocámara “sea más receptivo”.
Al respecto, reveló que durante la reunión celebrada el año pasado en la Casa Blanca, Trump propuso al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, «cero tarifas» y «cero subsidios» por ambos lados, «pero él dijo que no podía hacerlo».
Planteó que el déficit de la nación norteamericana respecto a Europa se debe sobre todo a barreras no arancelarias, por lo que es necesario que estas se «relajen» para acercarse a una relación “completa, libre y justa”.
Condenó que cada mes se apliquen nuevas barreras, regulaciones y procesos que hacen más difícil, y “en algunos casos imposible” que las empresas de EE. UU. “vendan libremente en Europa”.
«La relación que queremos es una relación equilibrada y justa. No queremos una relación en la que los mercados estadounidenses estén abiertos a las empresas europeas y los mercados europeos estén cerrados a nuestras empresas», apuntó.
Según Sondland, Washington no busca «garantías» de que Bruselas vaya a comprar sus productos, sino simplemente «acceso» y que sean los consumidores europeos quienes decidan.
Acuerdo con Reino Unido después del Brexit
Aseguró que EE. UU. buscará afianzar los lazos comerciales tanto con Reino Unido como con la UE una vez se consume el Brexit, previsto para el próximo 31 de octubre.
Indicó que Trump, quiere «un acuerdo potente» con Reino Unido, ahora que tienen la oportunidad de «sentarse cara a cara, como hacen los buenos amigos, para conseguir un acuerdo que beneficie a ambas partes», sin la injerencia de la UE.
«No digo que vaya a ser una negociación fácil, porque las dos partes tenemos prioridades muy fuertes, pero espero que el presidente Trump y quien sea el nuevo líder (británico) tengan éxito», dijo, citado por Europa Press.
Trump estalla contra Europa
A la par de las declaraciones de Sondland, el propio presidente estadounidense arremetió contra Europa en una entrevista concedida a la cadena Fox Business News, que es afín a su Gobierno.
«Los países europeos intentan sacar provecho contra Estados Unidos de unas barreras comerciales peores que las de China (…) Nos tratan peor que China», planteó.
Condenó que la Unión Europea está en contra de los intereses de Washington y puso como ejemplo a la comisaria europea Margrethe Vestager, una de las candidatas a ser presidenta de la Comisión.
«Ella odia a Estados Unidos, quizás más que cualquier otra persona que yo haya conocido», aseguró.
Según Trump, Vestager tiene una campaña en contra de las empresas tecnológicas estadounidenses, bajo una supuesta búsqueda de casos antimonopolio.
«Está demandando a todas nuestras empresas tecnológicas. Podría denunciar a Google y Facebook y ya está, pero está denunciando a Apple. Las denuncia a todas», subrayó.
Trump también arremetió contra Alemania y la tildó de “socio delincuente», por beneficiarse de la protección militar estadounidense sin pagar lo que debería en la OTAN mientras firma acuerdos multimillonarios energéticos con Rusia
Además, amenazó una vez más que podría imponer gravámenes a la industria automotriz europea.
La batalla Trump-Huawei se libra en Europa
En sus declaraciones a la prensa, el embajador estadounidense se refirió la preocupación de la Casa Blanca por la posible implicación de la tecnológica china Huawei en el desarrollo de la red 5G europea.
«Estados Unidos no puede decirles a los europeos con qué empresas trabajar para el 5G, pero si trabajan con Huawei, no podremos trabajar igual de estrechamente, no podremos compartir el mismo nivel de información«, indicó, dejando claro que el uno de los objetivos de la administración Trump es limitar el alcance de la tecnológica china en el mercado europeo.
El miedo de EE. UU. al crecimiento de Huawei no es en vano. El ascenso de esta compañía en el sector de telefonía inteligente no se entiende sin Europa. Actualmente, el fabricante es segundo del ránking mundial a tan sólo cuatro puntos de la surcoreana Samsung, no sólo gracias a su liderazgo indiscutible en China (34 %), sino también a su éxito en los principales países europeos.
La decisión de Trump de incluir a la compañía en una lista negra que prohíbe, de facto, a cualquier compañía estadounidense comerciar con Huawei, y que entraría en vigor el próximo 19 de agosto, está en pausa, tras su reunión con Xi Jinping en el marco de la cumbre del G20 en Japón..
En ese encuentro, Trump echó para atrás su decisión y adelantó que permitirá a empresas estadounidenses vender otra vez tecnología a Huawei, aunque no especificó en concreto a que compañías se refería, y siempre que «no supongan un problema nacional de emergencia».
En el viejo continente, la tecnológica china es el segundo mayor fabricante de móviles inteligentes con un 29 % de cuota, a ocho puntos del líder Samsung.
Si Huawei no logra crecer en el mercado europeo a la velocidad prevista, tendrá muy difícil lograr su objetivo de arrebatar el trono mundial de móviles a Samsung en 2020. Por tal motivo, esta compañía trabaja en un sistema operativo propio de reemplazo, basado en Android, que podría ejecutar en caso de que Washington no levante la prohibición y Google siga bloqueando su software.
Sin embargo, pese a las amenazas, ataques y la campaña de desprestigio emprendida contra Huawei, el Gobierno de Trump no ha logrado su objetivo: que los países europeos veten a esta compañía china de sus redes de 5G.
Uno a uno, los grandes de Europa, como Alemania, Francia y Reino Unido -a pesar de su vinculación especial con Estados Unidos- han anunciado que no vetarán a Huawei de sus redes ante la enorme pero discreta presión de sus operadoras, que no quieren perder la oportunidad de contar con el competidor que ha hecho más agresivo el mercado de redes en la última década.
Inversiones de China en Europa
Una de las razones por las cuales la economía china ha crecido a tasas tan altas durante los últimos años ha sido la reducción de las barreras a la inversión extranjera saliente y el estímulo dado a las empresas chinas para invertir en el extranjero.
Las empresas chinas quieren diversificar sus inversiones y riesgos mediante la adquisición de empresas internacionales.
En la actualidad, la UE es el mayor mercado de exportación de China, mientras que la nación asiática constituye el tercer mercado más grande para la UE.
Desde 2012, China se ha convertido en el tercer mayor inversor extranjero a escala mundial y la Unión Europea es el segundo destino más importante para sus inversiones, después de Asia.
Los niveles de inversión directa china en la UE se han estado incrementando con rapidez. En 2016 llegaron a un tope de 41.836 millones de dólares y en 2018 superaron los 18.000 millones.
Una gran proporción de inversión directa china, tanto estatal como privada, se concentra en economías grandes como Reino Unido, Francia y Alemania, según el Grupo Rhodium y el Instituto Mercator para Estudios de China.
Mientras que un análisis realizado por Bloomberg reveló que desde 2008 se han incrementado en 45 % las inversiones de China en 30 países europeos.
En la última década, más de 670 firmas chinas han invertido en Europa, de las que cien son empresas estatales o fondos de inversión públicos que han dejado en los países de ese continente alrededor de 162.000 millones de dólares.
Según Bloomberg, China ha comprado o invertido en activos europeos por un valor superior a los 318.000 millones de dólares en los últimos 10 años, por lo que la actividad inversora de Pekín en el viejo continente supera su inversión en EE.UU.
La naturaleza de estas inversiones comprende desde infraestructuras en el este y sur de Europa, hasta compañías de alta tecnología en el oeste.
Además, el gigante asiático es dueño o tiene acciones en cuatro aeropuertos, seis puertos marítimos y 13 equipos profesionales del fútbol europeos.
Por si fuera poco, Pekín es uno de los mayores tenedores de bonos de la deuda externa de varios países europeos.
Temor ante el avance de Pekín
Ante este escenario, algunos líderes de la UE han levantado su voz de alarma, como la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, quienes presionan para que se establezca una estrategia común y manejar el implacable avance de China en Europa, con cierta oposición de varios países del bloque que están sedientos de la inversión extranjera para sanear sus finanzas y mejorar sus economías.
La Comisión Europea también ha llegado a calificar como “rival sistémico” a China, y acusarla de competencia desleal, ya que cierra sus mercados mientras sus empresas comercializan en Europa apoyadas con subsidios estatales, y además fomenta el endeudamiento con miras al control de activos y sectores estratégicos.
Pese a esta tensión, el objetivo de Trump de asociarse con la UE para frenar a China no parece muy viable, teniendo en cuenta el rechazo que despierta el inquilino de la Casa Blanca en Europa, debido a sus políticas proteccionistas y sus constantes amenazas de imposición de aranceles.
Incluso, Guy Verhofstadt, candidato de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa (ALDE) a la presidencia de la Comisión Europea manifestó abiertamente su rechazo al Mandatario norteamericano.
«Estados Unidos necesita un presidente que haga frente a los fanáticos de extrema derecha en lugar de difundir su odio», indicó el exprimer ministro belga en un mensaje publicado en su cuenta en Twitter.
Por su parte, en la entrevista con Fox News, Trump indicó que está listo para aplicar aranceles adicionales sobre las importaciones procedentes de China si no llega a un acuerdo comercial con el gigante asiático.