Al tiempo que ubica a los 23.000 arrestados tras el intento de golpe de Estado del 15 de julio en las ya abarrotadas cárceles del país, el gobierno turco anunció el miércoles la inminente liberación de 38.000 presos.
A ella se podrán acoger prisioneros comunes que hayan cumplido la mitad de su condena—no las dos terceras partes, como era condición hasta ahora para solicitar tal beneficio penitenciario—.
Lo podrán hacer siempre que no estén presos por asesinato o por violación, aclaró el ministro de Justicia turco, Bekir Bozdağ.
Y aunque las autoridades no lo argumentaron así, muchos aseguran que la decisión se debe a la necesidad de hacer sitio a los recién llegados.
«Está claro que las medidas drásticas tomadas tras el intento de golpe han llevado al servicio de prisiones hasta el límite de sus capacidades y se necesita más espacio con urgencia», dice Mark Lowen, el corresponsal de la BBC en Estambul.
Un mes ha pasado ya desde aquella madrugada en la que, durante algunas horas,cientos de militares sublevados tomaron las calles de la capital Ankara y de la ciudad más poblada y visitada del país, Estambul.
El intento de levantamiento terminó con el gobierno de Recep Tayyip Erdogan recuperando el control y más de 265 muertos, según cifras oficiales. Pero la normalidad no ha vuelto al país.
«Hay purgas todos los días», explica Murat Nisancioglu, editor del servicio turco de la BBC.
Como consecuencia de éstas, unas 82.000 personas han sido retiradas de sus cargos, acusadas de estar vinculadas a Fetullah Gülen, el clérigo turco autoexiliado en Estados Unidos y al que Erdogan culpa de la sublevación del 15 de julio, aunque él lo niega.
La «depuración» ha afectado sobre todo a las fuerzas armadas.
«Tanto, que ahora Turquía tiene más aviones de guerra que pilotos», dice Enis Senerdem, del servicio turco de la BBC.
«De hecho, se va a empezar un proceso de reclutamiento no sólo de pilotos, sino también de soldados y policías; un total de 38.000», informa.
Y es que a los suspendidos se les suman los casi 3 mil miembros del ejército arrestados tras el golpe, tal como anunció el primer ministro Binali Yildirim el 16 de julio.