Una gran urbe de ideas se erige en Italia en estos días durante la Bienal de Arquitectura de Venecia, en la que participan ocho pabellones latinoamericanos. Allí renace la concepción de una construcción de ciudades idearias, revolucionarias y arriesgadas, efervescentes de evolución.
Se trata de la decimosexta edición y, desde la coordinación de las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara, se ha propuesto avanzar en el «Freespace«, que no es otra cosa que la calidad del espacio público y urbano, del territorio y del paisaje, abordado desde la libertad en el diseño hasta la utilidad que las personas dan a ese entorno transformado por el arquitecto de manera útil. Ese es el conflicto y el clímax de la exposición.
Participan 71 países (del 26 de mayo al 25 de noviembre) y como ocurre cada año, la presencia de reconocidos arquitectos hace de la actividad un encuentro en el que la tendencia y la investigación chocan y se transforman, debaten y se complementan.
Una colección de maquetas y planos, así como videos y dibujos que hablan de procesos creativos en la mente de los arquitectos participantes, dan fe de la elección de nuevos y viejos materiales que, combinados, ofrecen experiencias totalmente sublimes. Todo esto conjugado desde la óptica geométrica y estética, que se mantiene en diálogo constante, y en los que la modernidad logra abrirse paso a lo existente para convivir, pero sin menospreciar el pasado, propinando una suerte de arte moderno comunicativo a gran escala.
Dos cosas merecen especial atención durante esta edición: por un lado está la participación del Vaticano, que asiste por primera vez con la construcción de diez capillas (que recuerdan la Capilla del bosque de Gunnar Asplund construida en un cementerio en Estocolmo en 1920) dispuestas en los jardines de la isla de San Giorgio Maggiore. Una experiencia que acerca al público con propuestas papables que no solo se quedan en el arte digital.
La segunda es que Venezuela asiste con un proyecto impulsado por el ministerio de Cultura, cuyo curador es el arquitecto y profesor Nelson Rodríguez, quien comparte tres propuestas bajo el título CCS: Espacio rebelde, que exponen un trabajo realizado en el eje avenida Bolívar-Sabana Grande y los parques Hugo Chávez en La Rinconada y Simón Bolívar en La Carlota, ubicados en Caracas.
Premio a la excelencia
Los jóvenes arquitectos latinoamericanos tienen presencia en la Bienal a partir del concurso Young Architect In Latin America, impulsado por CA’ASI, del ASI Architecture-Studio. Dos venezolanos, Marcos Coronel y Gabriel Visconti, han sido nominados al galardón que reconoce el enfoque social, ambiental y participativo y en el que figuran propuestas de México, Chile, Argentina, Brasil, Ecuador, Costa Rica, Colombia y Perú.
Destacan un pabellón puente, un centro cultural, otro de desarrollo infantil y un “Stadium”, proyecto de la arquitecta chilena Alejandra Celedón que apunta a la segregación urbana (retóricas y políticas de vivienda en los ochenta en el territorio nacional). Este último encargado de abrir el jueves 25 de mayo el centro de Sala dell’Isoloto con la instalación de un modelo a gran escala de un edificio hecho de tierra apisonada.
De los 60 competidores, los venezolanos ofrecen una propuesta desarrollada en los barrios del país caribeño denominada Aparatos contingentes, con piezas que mezclan elementos y que con un carácter transgresor en cierta medida, por la novedad de su construcción y diseño, albergan espacios transformadores para el público.
Los tres ganadores serán anunciados hoy durante la inauguración de la exposición en el Maison Commune. Se entregarán también 15 menciones honoríficas.