El nacimiento del Conde de Dumbarton ha tenido una cobertura mediática que ha puesto en evidencia cómo los centros de poder han aprovechado el momento para reubicarse en el contexto político y aliviar tensiones generadas por los distintos escándalos políticos que atraviesa el país
No hablemos del Brexit, ni de Assange, mucho menos de Theresa May. Llegó la hora del Conde de Dumbarton, el primer hijo de los Duques de Sussex -el príncipe Harry y Meghan Markle-, un bebé que viene a «relajar» el escenario actual en los centros de poder del Reino Unido.
El nacimiento de Archie Harrison Mountbatten Windsor, el Conde de Dumbarton, el séptimo en la línea sucesoria al trono y primer miembro mestizo de la actual familia real, ha llegado en un momento perfecto para desviar la atención de la sociedad y de los medios de comunicación sobre el conflicto interno que vive el Reino.
De momento, pareciera que los conflictos políticos, diplomáticos, económicos y sociales que vive Reino Unido han agarrado un bajón -al menos mediático- que es aprovechado por algunos sectores influyentes para limpiar un poco la imagen desgastada, por ejemplo, de la primera ministra, Theresa May, a quien el parlamento británico pretende sacar de su cargo.
El nacimiento del Conde de Dumbarton viene a aliviar dentro de la sociedad británica lo que ha significado el fracaso continuado sobre la salida del país de la Unión Europea (Brexit); así como también el escándalo mundial concerniente a la persecución política y judicialización de Julian Assange, activista, periodista australiano y fundador de Wikileaks.
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Por lo menos, esta semana la «gran noticia» en el Reino Unido ha estado centrada en Los Duques de Sussex, quienes se convirtieron en «los grandes protagonistas» -de acuerdo a los titulares de muchos medios- luego que se diera a conocer el nacimiento de su primer hijo, el pasado 6 de mayo.
El contexto que ha generado la «realeza británica» se enmarca en lo «escandalosa» que ha sido esta pareja por las «arriesgadas» e «irreverentes» decisiones de saltar el protocolo del Reino en repetidas ocasiones, algo que pareciera ser mucho más importante, incluso, que una posible dimisión de Theresa May, un objetivo que un importante grupo de diputados aspira lograr.
Esta vez, tras el nacimiento de Archie, la incógnita de la mediática se centraba en que si los Duques de Sussex presentarían a su primogénito por redes sociales o esperarían la tradicional foto protocolar que ha sido cumplida al pie de la letra desde el rey Jorge VI hasta los Duques de Cambridge, quienes protagonizaron sus postales desde sus hogares o en las puertas del Hospital St. Mary’s de Londres, el tradicional centro de salud donde acude la realeza.
Por al menos dos días la «tensión mediática» se centró en ese expectante fotografía. De hecho la remontada del club de fútbol inglés Liverpool sobre el Barcelona español en la UEFA Champions League, si bien generó asombro y fue reseñada debidamente por la prensa, ha sido opacada por la espera de la fotografía del ahora Duque de Dumbarton, así como el reconocimiento de la «actual soberana de Inglaterra», Isabel II, quien finalmente oficializó su nombre y lo reconoció como un miembro más de la familia real.
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May se aprovecha y busca «remontar» como el Liverpool
Una vez bajó la tensión por todo lo concerniente a la familia real, la primera ministra, Theresa May, tomó provecho de un comentario que le hiciera este miércoles -8 de mayo- el líder de la oposición laborista Jeremy Corbyn, quien a manera de crítica por sus constantes fracasos sobre el proceso del Brexit, le insinuó que se fijara en el entrenador del Liverpool, el alemán Jürgen Klopp, para «aprender a jugar en Europa».
Sin embargo, May fue más astuta y aprovechó el momento para dar un giro al comentario del parlamentario opositor y dijo: «Pienso que la victoria del Liverpool sobre el Barcelona la noche pasada sirve para demostrar que cuando todo el mundo dice que se ha acabado, que tu oponente europeo te va a ganar, que el reloj avanza en tu contra y que es tiempo de reconocer la derrota… se puede, de hecho, asegurar el éxito si todos nos unimos».
De acuerdo al portal español El Mundo, algunos periodistas y analistas políticos han visto la respuesta de May como «una jugada que ya estaba ensayada» y que Corbin sólo sirvió de puente para darle un nuevo respiro a la Premier, justo en el momento que la política conservadora volvía a ser acorralada con los gritos de «dimisión» desde los escaños de su propio partido.
May aprovechó también el escenario para alegar que el retraso del Brexit no es culpa suya, que si por ella fuera el Brexit ya estuviera ejecutado y que ha sido el Parlamento el que se ha encargado de bloquear y sabotear el proceso al forzar una prórroga hasta el 31 de octubre, hecho que obliga al Reino Unido a participar en las elecciones europeas a realizarse el próximo 23 de mayo.
De esa forma May aprovechó también para enfrentar a Graham Brady, el titular del influyente Comité Parlamentario 1922, y se negó a marcar en el calendario una fecha para su dimisión, pues su propósito -insiste- es culminar el Brexit y no ceder el mando a otro.
Aún así, el conflicto en torno a la Primera Ministra sigue en pie. Los diputados de su propio partido exigen que sea sustituída, sobre todo luego de la debacle electoral del Partido Conservador en las elecciones locales, donde perdieron más de 1.300 concejales.
«Nadie puede cuestionar su sentido del deber, pero lo cierto es que ha fallado», señaló la diputada ‘tory’ Andrea Jenkyns. «El pueblo no confía en la manera en la que ha llevado las negociaciones del Brexit. ¿No es acaso el momento de echarse a un lado y dejar que otra persona lidere nuestro país, nuestro partido y las negociaciones del Brexit».
Por su parte, el también conservador Robert Hafton enfrentó a su «líder» y alertó que si sigue en el poder podría ocasionar un mayor desplome de su partido en las elecciones europeas y quedar por detrás del recién creado Partido del Brexit, de Nigel Farage, y el Partido Laborista, de Jeremy Corbyn.
«El nuevo Partido del Brexit es el equivalente a un tsunami en términos de disrupción política», dijo Hafton. «El nuevo partido tendrá pronto una base de militantes mayor que la de los ‘tories’ y puede barrernos en unas elecciones generales si el Brexit no ha sucedido antes. El Partido del Brexit no es el Ukip del pasado. Nigel Farage ha madurado, tiene a su lado ahora a unos candidatos creíbles y cuenta con un creciente respaldo popular».
Brexit o No Brexit para el Reino
Las opciones para que se apruebe o no el Brexit en Reino Unido son diversas. Al menos cuatro de ellas son las que más se debaten en la población y en los medios británicos.
El «No deal» es la opción que pudiera generar más problemas al país. Esto pasaría si la mayoría del parlamento inglés vota por salir sin ningún acuerdo, lo que cual tendría consecuencias imprevisibles para el Reino Unido, en especial para su economía y la de otros países europeos como Alemania, Francia, España, entre otros.
Otra opción es dar marcha atrás al Artículo 50 y revocarlo del Tratado de Lisboa. Esto significaría la paralización del Brexit y volver al comienzo. Una solución de este tipo, dado el cansancio y los precedentes, orientaría la solución final hacia un Brexit más suave.
Un segundo «referéndum» también suena entre las opciones. De hecho, según los analistas es la preferida por las poblaciones metropolitanas y por el voto joven, pero acentuaría la polarización de la sociedad. La variante de esta opción es la convocatoria de elecciones. En ese caso, seguramente el Partido Laborista se orientaría hacia la permanencia y los conservadores hacia el Brexit. En la práctica supondría una forma de referéndum.
Por último está el «Brexit suave», que buscaría tratar que el Reino Unido siga en el mercado único y/o en la unión aduanera, como lo hizo Noruega. Otra opción es la que realiza Canadá, que mantiene con la Unión Europea una relación de acuerdo comercial específico.
Quito niega la nacionalidad ecuatoriana de Assange
Mientras en Reino Unido todos hablan del nuevo Duque, en Quito, Ecuador, el régimen de Lenín Moreno asegura que el proceso de naturalización de Julian Assange, fundador de WikiLeaks, como ciudadano ecuatoriano supuestamente «no pasó por el órgano regular», eso a pesar de que sí existe el número de identificación.
Sobre este tema, los asambleístas ecuatorianos Cristina Reyes (PSC), Fernando Flores, Byron Suquilanda y Marcelo Simbaña (CREO) buscan realizar un juicio político contra la excanciller, María Fernanda Espinosa, al acusarla de supuesto «incumplimiento de funciones», por haber emitido la naturalización de Assange.
En el portal ecuatoriano El Universo se detalló que, según datos revelados por los exfuncionarios Mauro Silvia, exdirector de la dirección de visados y naturalización de la Cancillería; y Jorge Troya, exdirector del Registro Civil; ni «la cédula de identidad en físico, ni el documento de viaje» de Assange se encuentran en esos despachos
Con ese argumento, la Comisión de Fiscalización retomó el trámite del juicio político en contra de la excanciller, María Fernanda Espinosa, en una sesión en la que, además, solicitaron «la necesidad» de pedir ampliación de cinco días adicionales para presentar el informe final, cuando el plazo vence este jueves 9 de mayo.
Incluso, dentro del propio Reino Unido, las noticias referentes al fundador de Wikileaks se han ocultado, aún más luego de la sentencia de la justicia británica que lo obliga a estar privado de libertad durante 50 semanas de cárcel por violar -según ellos- una decisión de libertad condicional.
Al respecto la también activista y actriz canadiense-estadounidense, Pamela Anderson, quien visitó este martes -7 de mayo- a Assange, explicó a los medios que es necesario «salvar la vida» del periodista, pues se «ha sacrificado» «para dar a conocer la verdad», dijo en relación a las revelaciones que dio Wikileaks sobre cuestiones como los crímenes de lesa humanidad cometidos por las tropas estadounidenses en Irak y Afganistán, por citar sólo esas.
«Ha sido muy duro ver a Julian aquí», expresó Anderson a los periodistas frente a la prisión de alta seguridad situada en el sureste de Londres. Assange «no merece» estar encarcelado, «nunca cometió ninguna violencia, es inocente (…) tenemos que seguir luchando porque es injusto».
La justicia estadounidense quiere juzgar al periodista por «piratería informática», un cargo pasible de un máximo de cinco años de cárcel, por haber ayudado a la exanalista de inteligencia estadounidense Chelsea Manning a obtener una contraseña para acceder a dichos documentos secretos.
Pero Assange y sus defensores se niegan a que sea extraditado a Estados Unidos, ya que su vida corre peligro. Desde el 11 de abril pasado el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, permitió que la policía británica entrara a la embajada ecuatoriana en Londres para que se llevaran a Assange, luego de arrebatarle su asilo político, mismo que lo protegía desde el año 2012.
De igual forma, Moreno le quitó la nacionalidad ecuatoriana que le había sido otorgada en 2018. Desde entonces, la vida de Assange corre peligro.
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