Restos de botellas, cepillos de dientes, cubos o palas revestidos por unas 30.000 chanclas usadas fueron la materia prima para construir el barco Flipflopi y que estará navegando desde la exótica isla keniana de Lamu hasta la isla tanzana de Zanzíbar a principios de 2019.
Esta nave marítima de nueve metros de eslora se movilizará con el apoyo de ONU Medioambiente-, para llevar un mensaje a las naciones de la reutilización de los desechos y demostrar que hay vidas más allá del plástico de “usar y tirar”.
Los materiales fueron recolectados en la costa norte de Kenia, en las arenas de la playa o porque las olas lo devolvieron; gracias a la fundición y solidificados en moldes en una fábrica en Malindi a unos 150 kilómetros de Lamu, se pudo construir la embarcación.
Otro mensaje que envían los fabricantes está destinado a apurar a los gobiernos del mundo y las poblaciones a recabar los desechos plásticos antes de que acaben con los océanos.
“El barco no deja de ser un símbolo, el objetivo final es continuar nuestra campaña global contra el plástico de un solo uso”, explicó el keniano Dipesh Pabari, uno de los cofundadores de este proyecto a EFE en Nairobi.
Estreno de Flipflopi, solución africana
El velero tradicional árabe usado en actividades comerciales de plástico reutilizado navegó por primera vez la costa de Lamu este sábado, para dar lugar a una fiesta de música y platos tradicionales a la que acudieron lugareños, además del ministro keniano de Turismo, Najib Balala.
Gracias a la colaboración de varios grupos locales, el año pasado recogieron en dos meses más de treinta toneladas de plástico en la playa de Lamu, un tercio reutilizado después en la construcción de esta embarcación.
“El plástico es uno de los principales desafíos medioambientales de nuestro tiempo, queríamos crear algo que abordara este problema de una forma innovadora e hiciera a la gente pensar sobre ello”, continúa Pabari.
Bolsas de plástico
Kenia, a la vanguardia en esta lucha, prohibió por ley las bolsas de plástico hace poco más de un año, con multas de entre 16.000 a 32.500 euros, y penas de uno a dos años de prisión para quienes las fabriquen, importen o usen.
“Sin duda, se necesitan más medidas drásticas como esa para conseguir algún cambio”, señaló Dipesh Pabari a EFE, al insistir que si nada cambia, ocho millones de toneladas de plástico seguirán encontrando cada año su camino al mar; hasta que en 2050, el plástico supere en número a los peces, según un estudio presentado por el Foro Económico Mundial.
Según un informe de Ocean Conservancy de 2017, China, Indonesia, Filipinas, Tailandia y Vietnam botan en conjunto más plástico en los océanos que el resto del planeta; aunque naciones africanas como Egipto o Nigeria también contribuyen a esos vertidos.
“Vivimos en la revolución del plástico. Está en todas partes y no pasa un día sin que los medios de comunicación traten este problema», reveló Pabari la manifestar que «no es habitual encontrar una historia innovadora y positiva que provenga de este lado del mundo”.
Otro barco
Se espera que sea construido un nuevo barco de 25 metros de largo, que contendrá 100 % desechos plásticos y que recorrerá los 5.250 kilómetros de océano Índico que separan Kenia de Sudáfrica.
“Se trata de repensar cómo vivimos. Nos encontramos en un contexto de consumo fácil en el que no reflexionamos sobre las consecuencias: vemos que es barato, lo compramos”, indico el confundador del proyecto.
Exhortó a reflexionar qué es barato y qué es caro, puesto que lo económico para tu bolsillo, es caro para el planeta y para las generaciones futuras.
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