Este domingo por la noche fue demolido totalmente el edificio Champlain Towers South, en Miami-Dade, parte del cual se vino abajo el 24 de junio con un resultado de 24 muertos y un centenar de desaparecidos.
Pasadas las 22.30 horas locales (03.300 GMT del lunes) fueron detonadas las cargas explosivas colocadas en orificios perforados en la estructura de hormigón armado y el edificio de 12 plantas se desplomó totalmente, informaron medios internacionales.
Según medios locales, se escucharon seis estallidos sordos que resonaron en las calles vacías de los alrededores. Algunos curiosos concentrados en las inmediaciones para ver la demolición fueron obligados por la policía a abandonar el lugar antes de que se procediera a derribar el edificio.
Anunció la alcaldesa de Miami-Dade, que el método usado para derribar Champlain Towers South, un edificio de 40 años de antigüedad y con problemas estructurales detectados al menos desde 2018, se llama «Energetic Felling».
De la operación se encargó una empresa de Delray Beach (Florida), más una firma de manejo de explosivos. El estado de Florida se hizo cargo del coste.
Según el diario Miami Herad, una mujer que residía en el edificio siniestrado y sobrevivió al derrumbe del 24 de junio, trató sin éxito de que la justicia parara la demolición con el argumento de que su gato estaba todavía en Champlain Towers South.
Según la alcaldesa de Miami Dade, Daniella Levine Cava, en cuanto se pueda acceder de manera segura al lugar se reanudará la búsqueda de víctimas del derrumbe, que se suspendió este sábado para los preparativos de la demolición.
A día de hoy hay 121 personas del edificio que no han sido localizadas después del derrumbe, que se produjo de manera súbita por causas aún no determinadas.
La demolición se hizo necesaria para evitar que la estructura aún en pie, que estaba inestable, fuera derribada de manera descontrolada por las lluvias y vientos asociados a la tormenta tropical Elsa, que tras pasar por Cuba se espera que llegue a los Cayos de Florida el lunes y después se dirija a la costa oeste del estado.
Según Daniella Levine Cava, una vez que sea demolido el edificio, los rescatistas podrán acceder a zonas del garaje donde hasta ahora no se podía por miedo a otro derrumbe.
En la zona del edificio se habilitó un refugio para los vecinos que quisieran estar allí durante la demolición.
Los que decidieran quedarse en casa durante la demolición debían cerrar ventanas y puertas y tapar todas las posibles entradas de aire y no podían salir a las calles hasta pasadas unas horas.
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