Durante el mes de mayo las visitas al lugar aumentaron en un 30%
El éxito de una serie transmitida por un canal de televisión por suscripción, ha hecho sonar 33 años después el nombre de Chernóbyl.
El 26 de abril de 1986 un lamentable desastre nuclear posicionó en todo el mundo a esta ciudad ubicada en el norte de Ucrania, muy cerca de la frontera con Bielorrusia.
Este acontecimiento es considerado, junto con el accidente nuclear de Fukushima (Japón 2011), como el más grave a escala internacional en accidentes nucleares. La cantidad de dióxido de uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio, leaciones de circonio y grafito expulsados, materiales radiactivos y/o tóxicos, que se estimó fue unas 500 veces mayor que el liberado por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945.
El hecho causó inmediatamente la muerte de 31 personas en las siguientes dos semanas y llevó al Gobierno de la Unión Soviética a la evacuación urgente de 116.000 personas, provocando una alarma internacional al detectarse radiactividad en al menos 13 países de Europa central y oriental.
Más de tres décadas después, la historia contada por la televisión privada hace que muchos fans y seguidores de la serie, se sientan repentinamente atraídos por esta legendaria y tristemente famosa ciudad ucraniana.
Existen empresas que organizan tours para visitar la zona de exclusión alrededor de la central nuclear de Chernobyl. Algunas de ellas ya publicitan sus tours con imágenes tomadas de la serie, reseñó el portal de noticias Público.
Según datos procedentes de algunos de estos turoperadores ucranianos, la contratación de visitas a la zona, experimentó un incremento de un 30% a lo largo del mes de mayo, fechas en las que la serie de televisión fue emitida. Y para el verano, las reservas han crecido en un 40%con respecto al año anterior.
Sin un permiso especial —exclusivo de trabajadores o residentes— no se puede visitar libremente Chernóbyl ni Pripyat, por lo que los turistas han de contratar un tour con el que sí se puede cruzar los puntos de control instalados a la entrada de la zona de exclusión.
El recorrido comienza generalmente tomando un autobús en Kiev que transita los 120 kilómetros que separan la capital de Ucrania de Chernóbyl. Una vez allí comienza la visita guiada que puede ser de unas horas o de varios días: en el caso de los tours más amplios se pernocta en alguno de los hoteles construidos en la zona.
Los precios oscilan entre los 80 euros para las excursiones más sencillas a más de 400 para los tours privados que incluyen una entrada a las zonas no restringidas dentro de la propia central nuclear. La foto ante la armadura que cubre el lamentablemente famoso reactor 4 de la central es una de las más habituales entre los turistas.
A 3 kilómetros de Chernóbyl está Pripyat, esa ciudad fundada en 1970 para cobijar a los trabajadores vinculados a la central y que llegó a albergar 50.000 habitantes en 1986, los cuales tuvieron que ser desalojados rápidamente de sus hogares tras el desastre. Hoy es la principal atracción de la zona, al margen de Chernobyl.
Aunque las autoridades han aumentado el control sobre la actividad de los turistas en la “ciudad fantasma” —desde 2012 no se puede entrar en ningún edificio de la ciudad—, los tours siguen incluyendo el acceso a algunas zonas abiertas, como el famoso cartel de Pripyat con el año de su fundación o el parque de atracciones con su noria, la cual se ha erigido en el lugar más fotografiado de la zona.
A pesar de las restricciones, algunos tours prometen la entrada a edificios y lugares únicos (fuera de la frontera con Pripyat) que “darán escalofríos”. Porque la visita a Chernobyl tiene una faceta histórica, otra cultural y otra abiertamente morbosa. Es el ya denominado turismo apocalíptico, una subdivisión dentro del turismo negro que explota los testimonios y vestigios históricos de desastres naturales, catástrofes humanas y genocidios.