6 de junio: vaso medio lleno o vaso medio vacío

El Presidente mantiene el apoyo y la legitimidad de la sociedad y los números en el Congreso de la Unión para seguir adelante con su proceso de transformación

6 de junio: vaso medio lleno o vaso medio vacío

Autor: Onel Ortiz

Por Onel Ortiz Fragoso

@onelortiz

Se dice que en democracia, nunca se pierde o se gana todo. Los resultados electorales del 6 de junio en México, donde se eligieron más de dos mil puestos de elección popular son un buen ejemplo de esta afirmación. Hay quienes ven el vaso de sus aspiraciones medio lleno y hay quienes lo ven medio vacío. Cuestión de intereses y perspectivas.

Desde la perspectiva presidencial, los resultados fueron un éxito, porque, a decir del propio presidente, los partidos que apoyan su movimiento ganaron la mayoría en la Cámara de Diputados y triunfaron en 11 de 15 gubernaturas en disputa. Desde la perspectiva de la oposición, triunfaron, porque sumadas sus fuerzas tienen los votos para bloquear reformas constitucionales del Presidente y porque ganaron la mayoría de alcaldías en la Ciudad de México, corazón de la Cuarta Transformación.

La numeralia de una elección tan grande y compleja es enorme. Póngase sobre la mesa algunos datos para identificar los saldos de los involucrados. Participación electoral de más del 52 por ciento. Un porcentaje notable en elecciones intermedias. Representa uno de los datos más importantes y positivos de este proceso. El discurso opositor que proclamaba que el Gobierno de López Obrador es dictatorial quedó hecho trizas. La ciudadanía votó, el Presidente aceptó el resultado. El Gobierno mantuvo fuera de la elección a las instituciones del Estado, tampoco utilizó recursos públicos a favor de los candidatos de su partido. Los programas sociales que tanto rechazo provoca a sus detractores, fueron eso, programas sociales. El presidente opinó y cuando se excedió en sus opiniones fue reconvenido por la autoridad electoral.

El Presidente mantiene el apoyo y la legitimidad de la sociedad y los números en el Congreso de la Unión para seguir adelante con su proceso de transformación, sólo que para hacerlo necesita sumar sectores de la oposición. Equivocadamente se piensa que la única vía para cambios constitucionales es teniendo en tu bloque parlamentarios dos tercios de cada una de las cámaras del Congreso. La realidad parlamentaria y política indican que desde 1988, para cambios constitucionales, el partido en el poder tiene que acordar con la oposición para modificaciones de esta importancia. Así se hizo en esta legislatura con la reformas constitucionales como fueron los cambios al artículo cuarto constitucional y la reforma educativa. Lo que se requiere es responsabilidad, paciencia y oficio político.

Fueron unas elecciones pacíficas, con hechos aislados de violencia que no afectan el proceso en ninguna de las entidades federales. El Instituto Nacional Electoral (INE) mostró nuevamente su capacidad para organizar a miles de ciudadanas y ciudadanos que participaron como funcionarios de casilla.

Morena debe considerar varios elementos en su balance. Apenas seis años después de su primera elección en 2015, es la primera fuerza política nacional. En la elección para diputados, una vez que terminen los cómputos distritales, Morena tendrá entre 190 y 203 curules; junto con el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), entre 265 y 298 curules. Sigue como la fuerza con el mayor número de representantes en el Senado y en la Cámara de Diputados. Junto con sus aliados logra la mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso de la Unión. En fríos números, Morena y aliados perdieron alrededor de 50 distritos electorales, la mayoría en la CDMX y su zona metropolitana.

Morena ganó once gubernaturas de las quince en disputa, con lo cual pasa de seis gobiernos estatales a 17: En 2018, ganó Ciudad de México, Morelos, Tabasco, Chiapas y Veracruz. En 2019, Puebla y Baja California. En 2021, conserva Baja California, gana Baja California Sur y Nayarit, al PAN; Michoacán, al PRD; Campeche, Colima, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas, al PRI. Así como es mayoría en 19 congresos estatales.

Los resultados más adversos para Morena ocurren en la Ciudad de México. Literalmente sólo gana la mitad de los distritos electorales federales y de los distritos electorales locales. Sólo gana siete alcaldías: Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Milpa Alta, Tláhuac, Venustiano Carranza y Xochimilco. Pierde las alcaldías de Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Cuauhtémoc y Tlalpan. Así como la de Coyoacán, que en 2018 la había ganado el PRD, pero después se sumó a Morena.

En el Estado de México, Morena pierde municipios importantes de la zona metropolitana que había ganado tres años antes, como Atizapán, Cuautitlán, Cuautitlán Izcalli, Metepec, Naucalpan, Tlalnepantla y Toluca. En Puebla, pierde la capital y otros municipios de la zona metropolitana, lo cual se expresa también en menor numero de diputados federales y locales en esas entidades.

En la Coalición Va por México, conformada por PAN, PRI, PRD y un grupo de empresarios, existen varios elementos destacables. Los saldos positivos o negativos no son los mismos para cada uno de sus integrantes. Como coalición aumentaron su presencia en la Cámara de Diputados, tendrán entre 181 y 213 curules. El PAN tendrá de 106 a 117 curules y conserva su carácter de segunda fuerza en la Cámara de Diputados; el PRI de 63 a 75, se mantiene como tercera fuerza; y el PRD, conserva su registro como partido político nacional, y tendrá entre 12 y 21 diputadas y diputados.

Su triunfo electoral más notable ocurre en la Ciudad de México, al conservar y ganar la mayoría de las alcaldías de la capital: Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Benito Juárez, Coyoacán, Cuajimalpa, Cuauhtémoc, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo y Tlalpan. Así como la mitad de los distritos electorales federales y la mitad de los distritos electorales locales. También es destacable la recuperación de varios municipios importantes en el Estado de México y Puebla. Particularmente, la capital del Estado de México, Toluca, y la capital del estado de Puebla.

En lo referente a gubernaturas, el saldo no es favorable para esta coalición. El PAN, en alianza con el PRD, conservan Chihuahua y arrasa en Querétaro. Pero pasa de diez gubernaturas a ocho; el PRI, de 12 gubernaturas a cuatro y el PRD pierde la única gubernatura que tenía.

Movimiento Ciudadano participó solo en el proceso electoral; sus resultados son positivos. En la Cámara de Diputados tendrá de  20 a 27 curules, pero dada la conformación de la siguiente legislatura sus votos serán decisivos en prácticamente todas las decisiones. Ganó la gubernatura de Nuevo León y la alcaldía de Monterrey. MC gobierna dos de las entidades más importantes del país: Jalisco y Nuevo León. Además aumentó su presencia en todo el territorio nacional.

El PVEM y PT tienen claroscuros en sus balances. Ambos aumentan su presencia en Cámara de Diputados. El Partido Verde tendrá de 40 a 48 curules y el Partido del Trabajo de 35 a 41. Lo más importante, ambos se convierten en aliados estratégicos de Morena para cualquier reforma de tipo legal y por supuesto, para la aprobación del paquete económico, incluido el presupuesto anual de la Federación. En coalición, ganaron la gubernatura de San Luis Potosí.

Los partidos de reciente creación tienen un saldo negativo: El Partido Encuentro Solidario (PES), el Partido Redes Sociales Progresistas (RSP) y el Partido Fuerza por México (FxM), enfrentan una situación complicada. De los tres, el PES es el único que podría conservar su registro una vez que concluya en los cómputos de las elecciones federales, los otros dos, están lejos de que lo logre.

Ni flagelarse, ni vanagloriarse. Ninguna victoria o derrota es eterna. Ojalá en los partidos y en líderes haya autocrítica y reflexión. Necesitan realizar una valoración acertada de los resultados del proceso y actuar con responsabilidad y visión, que se entienda la gran lección que envío la ciudadanía este 6 de junio.


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