La empresa concesionaria del servicio de agua potable y alcantarillado en Puebla, Agua de Puebla, en los últimos 10 años y 8 meses, ha logrado una recaudación escandalosa de más de 17 mil millones de pesos, mientras los poblanos siguen enfrentando una crisis hídrica. Con ganancias exorbitantes, la empresa sigue sin dar respuesta a los problemas estructurales y operativos que aquejan a la ciudad y su zona metropolitana, como los cortes de agua recurrentes, la calidad deficiente del servicio y la falta de inversión en la infraestructura necesaria.
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Desde mayo de 2014, cuando la administración de Rafael Moreno Valle entregó la concesión a la familia Hank Rhon, los usuarios han sido víctimas de una agresiva estrategia de cobro, en la que se prioriza el beneficio económico por encima de las necesidades reales de los habitantes. Más de 492 mil cuentas de usuarios en la capital poblana y alrededores se ven afectadas por el sistema que no ha logrado adaptarse a las exigencias de una población creciente y en constante desarrollo.
A lo largo de esta década de operaciones, Agua de Puebla no solo ha engrosado sus ingresos, sino que ha dejado claro su desprecio por el bienestar de los usuarios, al implementar prácticas abusivas como el corte de drenaje a los clientes morosos. Esto ha provocado un desgaste en la relación con la población, que no ve ninguna mejora sustancial en el servicio a pesar de la enorme cantidad de dinero que se ha recaudado.
En un contexto en el que la empresa reportó una recaudación de más de 16 mil millones de pesos hasta 2024, la inversión en infraestructura es paupérrima. Aunque el contrato de concesión establecía que debía invertirse 3,844 millones de pesos en obras de modernización, hasta el momento solo se ha destinado un 22% de los ingresos a este tipo de mejoras, dejando a un lado la urgente necesidad de renovar las redes de distribución, mejorar el tratamiento de aguas residuales y garantizar la cobertura total de los servicios.
Pese a la millonaria recaudación, los poblanos siguen enfrentando cortes de agua recurrentes, falta de presión en las tuberías y una calidad del agua que, en muchos casos, deja mucho que desear. Los reportes de ciudadanos sobre el mal estado de las tuberías y las fugas que se dan a lo largo y ancho de la ciudad son comunes. La empresa, lejos de mejorar el servicio, ha mostrado una nula preocupación por ofrecer soluciones duraderas a estos problemas, mientras sus ganancias siguen creciendo año tras año.
Por si fuera poco, la tarifa social que aplica Agua de Puebla es una burla para los sectores más vulnerables. De las 492 mil cuentas que tiene la empresa, solo un 14.6% recibe tarifas especiales, entre ellas varias industrias, lo que refleja el poco interés por apoyar a los grupos más necesitados, quienes siguen pagando tarifas desmesuradas por un servicio que no es de calidad.
Agua de Puebla, bajo el liderazgo de Héctor Durán Díaz y el control de la familia Hank Rhon, ha logrado mantenerse en el negocio a costa de la calidad del servicio y la confianza de los usuarios. Con un negocio redondo que prioriza el lucro, es urgente que las autoridades tomen cartas en el asunto y exijan una rendición de cuentas real a esta empresa, que hasta ahora ha demostrado ser una de las principales responsables de la crisis del agua en la región.
Foto: El Ciudadano
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