Investigadores del INAH centran su trabajo en la Tumba II de la Zona Arqueológica de Tingambato, Michoacán, hallada en 2011.
Se encontraron los restos óseos de una mujer y más de 19 mil objetos asociados.
La investigación del arqueólogo José Luis Punzo Díaz revela la trascendencia de este entierro y del personaje inhumado.
Es uno de los hallazgos más importantes en la arqueología del occidente de México, en particular de Michoacán.
Los restos óseos de la mujer fueron hallados dentro de una cámara funeraria construida a cinco metros de profundidad.
- Los análisis osteológicos confirmaron que los restos pertenecían a una joven mujer de entre 16 y 19 años
- Su antigüedad se remonta hacia el año 630 dC, de acuerdo con el análisis de colágeno por radiocarbono
- El dato coincide con la etapa de mayor crecimiento de Tingambato, de 550 a 850 dC
- Fue inhumada con un rico ajuar compuesto por 19 mil 428 objetos de concha y lapidaria
Cuidadosa reconstrucción
Debido a la fragmentación y malas condiciones de conservación que presentaba el cráneo, se hizo una cuidadosa reconstrucción.
Se descubrió que presentaba deformación cefálica intencional del tipo tabular erecta, así como trabajos de modificación dental.
“Si bien estas modificaciones eran recurrentes en su tiempo, se asocian a ciertos grupos de la sociedad, lo que nos lleva a pensar que era parte de la élite local”
Alejandro Valdés
Arqueólogo
Se determinó que sufrió enfermedades como fiebre y leve desnutrición, aunque no parecen ser la causa de muerte, la cual aún se desconoce.
Espectacular ajuar funerario
La joven fue hallada sobre una cama de lajas y se observó que estaba ataviada con un ajuar funerario.
Por cantidad y calidad de los objetos se considera uno de los hallazgos más importantes encontrados en el occidente mexicano.
Al analizar los 18 mil 601 elementos elaborados con conchas marinas, se determinó que la mayor parte son de la especie Spondylus prínceps.
La concha, proveniente del Pacífico, es peculiar por su tonalidad anaranjada, la cual fue altamente apreciada por las culturas antiguas.
De ese universo, resaltan por su cantidad, 3 mil 038 caracoles usados como sartales (serie de cuentas metidas en un hilo).
El pectoral que portaba fue complementado con 10 anillos hechos también con concha, uno en cada dedo.
En los tobillos presentaba sartales de cuentas cilíndricas y cascabeles elaborados con caracoles marinos.
Cerca del cráneo se localizó una diadema de placas de concha, además de una orejera compuesta, tipo discoidal con cuenta cilíndrica central.
Se cree que más de 2 mil caracoles pequeños del género Olivella fueron insertados directamente en el cabello de la joven.
Exequias de mujer guerrera
Se localizaron cinco átlatl o lanzadardos rodeando el cuerpo de la joven, cuatro presentan agarraderas de concha y uno de piedra verde.
Se trata de versiones de lujo de estas armas y manifiestan el carácter guerrero de esta mujer.
La mayor parte de las cuentas de piedra verde corresponden a un mineral llamado amazonita, cuya procedencia aún no se precisa.
Se conocen vetas importantes en la región que hoy ocupa Chihuahua.
Se halló turquesa en menor medida, pero de gran importancia, la cual probablemente provino de lo que hoy es el suroeste de Estados Unidos.
Tingambato fue un sitio privilegiado por su ubicación, en la entrada de Tierra Caliente y la sierra fría michoacana, el cual surgió en el año 0 y tuvo una ocupación constante hasta 900 dC
José Luis Punzo Díaz
Arqueólogo