En Querétaro, treinta artesanas participan en el proyecto «Hilando historias», una colaboración entre Grupo Prada y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
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La iniciativa, surgida de un piloto en Ghana y Kenia, busca capacitar a mujeres de comunidades originarias en finanzas, negocios y derechos reproductivos, utilizando sus tradiciones indumentarias como base. Selma Irís Cristóbal, una de las participantes, destacó la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo en el proyecto.
La colaboración entre Grupo Prada y el Unfpa comenzó en 2019, con el objetivo de integrar moda y proyectos humanitarios. Mariarosa Cutillo, Jefa de Alianzas Estratégicas del Unfpa, explicó que el enfoque principal es alcanzar a las comunidades más vulnerables y marginadas, ayudando a las mujeres a ser autosuficientes.
En México, el programa atrajo a mujeres con experiencia en artesanías, brindándoles la oportunidad de potenciar sus habilidades y alcanzar independencia económica.
Anahí Julián, de 25 años, dejó la escuela y se dedicó al bordado durante la pandemia. Con el apoyo de su madre, Anahí logró vender cubrebocas bordados en el mercado local, lo que la motivó a continuar con su oficio. Esta experiencia le permitió generar ingresos y mantener viva la tradición familiar. Alanna Armitage, representante del Unfpa en México, resaltó la importancia de preservar las tradiciones artesanales y el impacto positivo que esto tiene en las comunidades.
Selma Irís, madre de tres hijos, comparte el orgullo que siente al ver a sus hijos inspirados por su trabajo. Ella destacó la importancia de aprender para compartir el conocimiento con su comunidad. En Querétaro, el proyecto «Hilando historias» ha fortalecido el sentido de comunidad y apoyo mutuo entre las artesanas, quienes ahora ven la artesanía como una forma de empoderamiento y desarrollo sostenible.
María del Carmen Barrón, técnica en industria del vestido, encontró en el programa de artesanas una forma de reforzar sus habilidades y entender mejor las finanzas. Además, el proyecto le ha permitido capitalizar sus derechos como mujer y transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones. La artesanía se ha convertido en una parte integral de su vida diaria, y el proyecto ha iluminado el poder transformador de la comunidad.
Finalmente, Maribel Prisciliano, madre soltera, encontró en la artesanía una forma de superar las limitaciones impuestas por la sociedad. El proyecto le ha permitido conocer a personas maravillosas y aprender el valor de la unión y el trabajo en equipo.
Mariarosa Cutillo enfatizó que esta experiencia toca la vida personal de las artesanas y transforma a las comunidades, convirtiendo a estas mujeres en agentes de cambio.
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Foto: Redes
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