Artesanía de palma y hoja de maíz: ingredientes de la temporada navideña en México

Entrevista a una pareja de artesanos que migraron desde comunidades originarias de Guerrero y Puebla a Ciudad Nezahualcóyotl, donde ejercen el ancestral oficio.

Artesanía de palma y hoja de maíz: ingredientes de la temporada navideña en México

Autor: El Ciudadano México

2 DE DICEMBRE DE 2024. AGENCIA XINHUA, MÉXICO. Árboles navideños, esferas y demás motivos adornan los hogares en la temporada invernal. Se remonta esta tradición siglos atrás y varía según el lugar y las costumbres.

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Yolanda y Noé son una pareja de artesanos, quienes, en Ciudad Netzahualcóyotl, Estado de México, entretejen la palma para dar forma a una de las costumbres arraigadas en México, tradición heredada de sus ancestros.

Yolanda Tlacotempa Basilio, artesana de Guerrero, explica:

«Yo (soy) originaria del estado de Guerrero, región montaña baja, y pues mi artesanía yo la traigo de herencia de mis abuelos, de mis padres, yo lo aprendí, todos los tejidos que hoy ahora este pues conocen, ellos me enseñaron todo este tipo diferentes de tejidos, tanto en palma y hoja de maíz».

Según refiere la artesana, la vocación por este oficio se está perdiendo. Esto se explica por los cambios en los campos de interés en las nuevas generaciones, además del atenuamiento en los grandes centros poblacionales de los rasgos identitarios que vinculan a los mexicanos con los pueblos originarios.

«Ya los jóvenes o de mi generación, muchos ya no lo quieren hacer, porque pues para ellos es como que fue de nuestros padres, pero para mí aún todavía mantengo mi cultura, porque si yo lo dejo de hacer y aquellos que ya lo dejaron de hacer, pues dejamos, dejamos de existir los artesanos en palma y hoja de maíz».

Respecto a su migración desde Guerrero a Ciudad Nezahualcótl y los retos que debió enfrentar durante la adaptación inicial a este nuevo entorno, Yolanda explica:

«Llevo ya casi 18 años en el Estado de México, Ciudad Nezahualcóyotl, pero me costó mucho, me costó mucho pues que realmente la gente mirara mi artesanía como una calidad de trabajo mío. Yo te podría contar muchas historias que yo viví, pero una dentro de ellas es que yo tuve que aprender también el español, porque mi lengua materna es náhuatl (…) Fuimos innovando la situación, tenemos que visualizar a la gente, tenemos que mirar a la gente, qué es lo que le gusta, qué es lo que realmente lo ocupa, qué es lo que realmente en ellos podrían invertir en nosotros. ¿Por qué?, porque nosotros decimos eso, para que ellos puedan comprarme algo, tiene que agradarle algo de plano, de verdad, que le agrade a sus ojos».

Por su parte, Noé Caracas, artesano de Puebla, narra así la forma como aprendió el oficio artesanal, concretamente con la palma:

«Antes yo no sabía que era en realidad ser un artesano, sino que desde que, como le decía, empecé a involucrarme en este tipo de trabajo, en elaborar estas cosas, me fue involucrando y entonces después le empecé a ver algo bonito, una transformación que podía ver acerca de la palma, de una palma que se corta en el monte y pues se trae a este lugar y para hacer otras cosas diferentes y me fue involucrando porque después haga de cuenta que ella me hereda este tipo de trabajo, este tipo de artesanía».

El artesano poblano se mantiene en este oficio con la convicción de que su labor es importante para preservar una raíz cultural en peligro. Además, la conexión emocional que establece con cada una de sus creaciones le confiere el privilegio de conectar con su fundamento humano durante su quehacer cotidiano, y de ofrecer a quienes adquieran sus artesanías la posibilidad de conectar, mediante la apreciación de la cuidada factura, con la humanidad de aquel que creó el producto que se lleva a casa.

«Uno de ellos, pues sí, le ha ido costando un poco más, pero es lo que tratamos de que ellos también aprendan este tipo de raíces, este tipo de cimentación que ellos valoren también, que aprecien algo que se hace con las manos, porque se hace con el corazón, se hace con mucho gusto para que se pueda dar a conocer en otros lados».

La elaboración de estas artesanías en cantidades suficientes para cubrir la alta demanda que encuentran entre los meses de noviembre y diciembre, según explica Noé, requiere una agenda que se remonta a varios meses atrás en el calendario.

«Lleva un proceso de mucho tiempo, o sea, tal vez de meses, porque no es de una semana, no es quince días, este ya es un trabajo que se empieza a hacer desde marzo, abril, mayo, junio, todo ese tiempo ya es una ocupación que la tenemos desde el pintado, desde el teñido, desde ir a por la palma, hasta las montañas, los cerros y pues se trae para acá, lleva un proceso de cocimiento de la palma y después el teñido es un teñido que se lleva a cabo y a través del, como les menciono primero, se hace el trabajo de pintar, de teñir y se tiene que secar el tipo de trabajo en sombra, en sombra es lo que se tiene que hacer porque si no, si se seca en sol directamente, le opaca el color, le opaca el brillo, entonces eso es lo que se tiene que hacer, por eso es un proceso de tiempo, o sea, de meses atrás para que ya en estos tiempos, en esta temporada de lo que es octubre, finales de octubre, noviembre, ya en estos meses, pues ya es cuando ya se está sacando este tipo de elaboración de producto navideño».

ENTREVISTA Y PORTADA: XINHUA MÉXICO

TEXTO: XINHUA MÉXICO/ EL CIUDADANO MÉXICO

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