Mientras las pruebas de antígeno para la detección de COVID-19 tienen un promedio de 72% para señalar casos positivos, un grupo de perros adiestrados en México han alcanzado una eficacia de entre el 71 y 85%.
El doctor Víctor Manuel Vidal Martínez encabeza un grupo de investigación del Cinvestav Unidad Mérida que busca caracterizar y aislar los compuestos volátiles (que se convierten en vapores o gases) presentes en el sudor de personas positivas a covid-19, con el fin de desarrollar una formulación o ‘seudo aroma’ que permita entrenar de manera más eficiente a los perros empleados para la detección de la enfermedad en México. Además de analizar los compuestos del sudor, se pone a los perros entrenados a olfatear las muestras y a hacer detecciones en personas que sospechan ser positivas a la enfermedad. A diferencia de otros grupos internacionales que siguen la misma línea de investigación, en el que han podido entrenar a los canes en laboratorio y en algunos aeropuertos, en México se pudo analizar su comportamiento en centros de salud con pacientes positivos.
Puedes leer: Puebla, tercer lugar en muertes de indígenas por Covid-19; suma 390
“Los perros son capaces de detectar en cuestión de segundos si una persona tiene COVID-19, lo que los vuelve una alternativa costeable para ser utilizados en industrias, centros comerciales, aeropuertos o en eventos deportivos a donde acudan muchas personas”, mencionó
Vidal Martínez
Doctor Investigador del Cinvestav Unidad Mérida
Colaboración interdisciplinaria
La iniciativa, que forma parte de un Proyecto de Fronteras de la Ciencia de Conacyt, se realiza en colaboración con el maestro Juan Mancilla Tapia, director de la Escuela canina Obi-K19, ubicada en Hermosillo, Sonora. Este Centro de Biodetección inició en julio de 2020, como parte de una iniciativa estatal para detección de la enfermedad en multitudes. El doctor Vidal Martínez es titular del Departamento de Recursos del Mar, en el CINVESTAV Mérida. Ha sido gracias a sus 25 años de experiencia en enfermedades de organismos acuáticos lo que le ha permitido acercarse a la caracterización de los compuestos que se buscan. “Mi vínculo con el tema de los caninos es mi trabajo con enfermedades virales en camarones y peces. Gracias a esto fue que pude vincular al trabajo que realiza el maestro Mancilla, quien fue el que nos invitó”.
También lee: México en semáforo verde; 31 estados con riesgo mínimo de covid
El objetivo de identificar y aislar los compuestos volátiles en el sudor de personas con COVID-19 es crear un seudo aroma, un compuesto químico que asemeja el aroma objetivo que deben detectar los perros. Con ello se podría conseguir una efectividad de 90% o mayor. Hasta el momento se han recolectado y estudiado alrededor de 50 muestras en las que se encontraron ácidos grasos, carbohidratos, sebo y compuestos relacionados con el colesterol que podrían ser empleados en la nueva formulación. La meta es analizar 200 muestras de sudor (de axilas, cuello, brazos y manos), una mitad correspondiente a casos negativos y la otra a positivos, esto para obtener el patrón de quienes están enfermos y compararlo con el de gente sana.
Los perros entrenados en la escuela Obi-K19 han demostrado que pueden identificar la infección por el coronavirus hasta tres días antes de que sea detectada a través de los métodos diagnósticos y aparezcan los primeros síntomas, por lo que podría ser de mayor ayuda el uso de los caninos para evitar la propagación de la enfermedad. Este grupo de canes tuvo la oportunidad de demostrar su alcance en centros de salud con el impulso del gobierno estatal de Sonora.
Costos relativos
Pero si bien este proyecto resulta relativamente costoso, no se compara con la cantidad de dinero que se ahorraría el gobierno en pruebas masivas con los diversos métodos de diagnóstico que hay, como son las pruebas inmunológicas (de antígenos o anticuerpos) y moleculares (reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real o RT-PCR), las cuales resultan costosas debido al volumen. En entrevista, el doctor Vidal menciona que para la cromatografía de gases se puede requerir una inversión de 1 millón de pesos, y los análisis de biología molecular una cantidad semejante. Juan Mancilla advierte que también se requiere no sólo una mayor cantidad de canes para ser distribuidos en aeropuertos y otros puntos estratégicos del país o en eventos masivos, sino también dar seguimiento al entrenamiento correspondiente para los binomios caninos del ejército y la marina, quienes se encargarán de las tareas de detección.
La metodología de la investigación consiste en tomar muestras nasofaríngeas para hacer una prueba RT-PCR y comprobar si se trata de un caso positivo o negativo a covid-19. Al mismo tiempo se colecta sudor con gasas, el cual, de acuerdo con la literatura científica, en caso de ser de personas enfermas no representa un riesgo de infección para humanos o perros.
La mitad de las gasas se analizan en un cromatógrafo de gases, en el que se calienta la muestra y detecta los iones presentes; la información se compara con la de una base de datos, lo cual permite saber de qué compuestos se trata. La otra mitad de gasas con sudor, tanto de personas que resultaron positivas como negativas a la enfermedad, son depositadas en saleros de acero inoxidable para que los caninos procedan a olfatearlas y los investigadores registran el porcentaje de efectividad respecto de la detección.
Para las pruebas con personas, se forma una fila integrada por individuos sanos y quienes sospechan estar enfermos, cuando los perros detectan un caso positivo cambian de comportamiento, por ejemplo, se sientan y el manejador reconoce estas señales. Si dos caninos coinciden en la detección se recomienda hacer una prueba RT-PCR a fin de confirmar el resultado.