Los cambios en el clima se deben en buena parte a la acción del hombre, quien desde la Revolución Industrial se ha aprovechado de los recursos naturales disponibles y provocado un desequilibrio ambiental a niveles planetarios. Esto ha sido reconocido durante mucho tiempo como un problema esencialmente ético que amenaza a la humanidad. Si bien las emisiones históricas de carbono de los países industrializados han excedido su parte del límite planetario en un 92%, los impactos del colapso climático recaen de manera desproporcionada principalmente en los países del hemisferio sur, que es responsable de una parte insignificante del mismo fenómeno: África, Asia y América Latina contribuyen sólo el 8% de las emisiones en exceso. Al mismo tiempo, el 1 % más rico de la población del mundo contribuyó con el 15% de las emisiones entre 1990 y 2015, más del doble que el 50 % más pobre, que aportó sólo el 7 %, pero que sufre la peor parte del daño climático.
Esta inequidad se ve exacerbada por la falta de recursos de las sociedades más pobres para adaptarse a los impactos climáticos y por la persistente renuencia del Norte Global a brindarles la financiación y la asistencia necesarias, según lo exige el principio de responsabilidades comunes estipuladas en el artículo 3 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Los doctores Marco Grasso y Richard Heede, de la Universidad de Milán-Bicocca (Italia) y del Climate Accountability Institute (EE. UU.), realizaron una encuesta a cientos de economistas climáticos para obtener más información sobre los costos financieros asociados con el calentamiento global y quién debería pagar los desastres que se han producido como resultado.
¿Quién la debe? ¿Quién la paga?
En investigaciones previas se ha demostrado que es posible vincular ciertos eventos ambientales con el cambio climático: la ola de calor actual en partes del sur de Asia, por ejemplo, o las inundaciones excesivas en Myanmar y Bangladesh. Tal como están las cosas ahora, los gobiernos terminan pagando para restaurar el orden en esas áreas o, en algunos casos, las compañías de seguros pagan por aquellos que tienen cobertura. Pero en algunos otros casos nadie asume el costo; las víctimas enfrentan las situaciones más duras, reconstruyendo ellas mismas la infraestructura o mudándose a otras áreas. Bajo esta nueva propuesta, los investigadores sugieren que debido a que muchas empresas, en particular las que producen y/o venden combustibles fósiles, están involucradas en procesos industriales que generan enormes emisiones de gases de efecto invernadero, deberían pagar su parte de la ayuda en casos de desastre.
Después de promediar los resultados, los investigadores descubrieron que era posible evaluar los montos adeudados por la industria en su conjunto (99 billones de dólares para los años 2025 a 2050), ciertos segmentos de la industria e incluso empresas individuales.
¿Cuánto es lo que deberían pagar?
Descubrieron, por ejemplo, que la empresa Saudi Aramco (la mayor empresa de petróleo del mundo, con sede en Dhahran, Arabia Saudita) debería pagar aproximadamente $43 mil millones de dólares cada año, mientras que Exxon (EE.UU.) debería pagar $18 mil millones. Por su parte, la paraestatal Pemex, pagaría $7,400 millones anualmente. Dichos fondos, señalan los investigadores, podrían pagarse en una cuenta global para financiar la restauración de propiedades después de eventos ambientales y tal vez para encontrar nuevas formas de reducir o incluso detener las emisiones de gases de efecto invernadero.
A continuación, las empresas petroleras y la cantidad de miles de millones de dólares que tendrían que pagar anualmente durante el período 2025-2050 para enmendar sus efectos contaminantes.
Saudi Aramco | Arabia Saudita | 42,700 millones de dólares |
Gazprom | Rusia | 20,100 millones de dólares |
Exxon Mobil | EE. UU. | 18,400 millones de dólares |
Shell | Reino Unido | 16,300 millones de dólares |
BP | Reino Unido | 14,500 millones de dólares |
PetroChina | China | 14,400 millones de dólares |
Chevron | EE. UU. | 12,800 millones de dólares |
Abu Dhabi Oil Co. | Emiratos Árabes Unidos | 12,200 millones de dólares |
Peabody Energy | EE. UU. | 11,000 millones de dólares |
TotalEnergies | Francia | 9,400 millones de dólares |
Kuwait Oil Co. | Kuwait | 9,300 millones de dólares |
ConocoPhillips | EE. UU. | 8,000 millones de dólares |
BHP | Australia | 7,600 millones de dólares |
Pemex | México | 7,400 millones de dólares |
Rosneft | Rusia | 4,500 millones de dólares |
Iraq Noct | Irak | 4,200 millones de dólares |
PetroBras | Brasil | 3,900 millones de dólares |
¿Quiénes apoyan esta iniciativa?
Se trata de una propuesta que podría ser utópica. La pareja de investigadores reconoce que crear un sistema de este tipo y hacerlo cumplir sería difícil, al igual que administrar dicho sistema en caso de que llegara a existir. Pero también señalan que a medida que se desarrollan los eventos, y los desastres ambientales relacionados con el cambio climático se vuelven más frecuentes y más extremos, se requieren nuevas fuentes de ingresos para pagarlos, y facturar a los principales responsables, sugieren, parece el enfoque más lógico.
Sin embargo, de acuerdo con la revista Nature, en un hito histórico, recientemente el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) se pronunciará por primera vez sobre las consecuencias legales para las naciones que están dañando el clima «por sus actos y omisiones». Esta resolución de las Naciones Unidas fue impulsada por 27 estudiantes de derecho de ocho países insulares del Pacífico, islas nación amenazadas con desaparecer en un futuro no muy lejano cubiertos por el mar; los alumnos formaron el grupo de defensa Pacific Islands Students Fighting Climate Change. El TIJ probablemente celebrará una audiencia pública sobre el tema en el próximo año.
Otro resultado importante de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático del año pasado fue el acuerdo para crear un fondo de «pérdidas y daños». De concretarse, por primera vez, los países que contribuyen más al aumento de las temperaturas globales ayudarán a aquellos que están siendo más afectados por los impactos, asumiendo parte de los costos de reconstrucción de las áreas inundadas. Un grupo de investigadores en medio ambiente y desarrollo argumentan que una idea similar debería explorarse para la pérdida de biodiversidad. Dos de los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad, la pérdida de hábitat en tierra y la sobreexplotación pesquera, son impulsados principalmente por el consumo en países ricos. Sugieren expandir el concepto de «el que contamina paga» en la financiación climática a «el que consume paga» por la pérdida de biodiversidad.
Los cálculos realizados en el documento “Es hora de pagar al flautista: las reparaciones de las empresas de combustibles fósiles por los daños climáticos”, fueron publicados por la revista de revisión por pares One Earth el 19 de mayo de 2023.
Con información de: www.cell.com, www.nature.com y phys.org
Por: Gerardo Sifuentes
Foto: Internet
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