Se iniciaron ya las campañas pre-electorales con miras a las próximas elecciones presidenciales y los medios nos inundan de propaganda partidista. En la medida en que de acuerdo con las restricciones que les impone el Instituto Nacional Electoral, conforme a los cuales no se pueden difundir contenidos programáticos, los mensajes son más bien escuálidos, pero algo nos dicen acerca de las estrategias implementadas que quizá valga la pena analizar.
Tenemos en primer lugar los spots de Morena, que se centran en la figura de Claudia Sheinbaum, su dirigente y precandidata única, encabezando una manifestación de seguidores, imagen que da idea del respaldo popular que convoca. En el audio, ella ofrece sobre todo continuidad y llevar a la 4T a un segundo piso, con programas sociales, inversión productiva en grandes obras, salud digna y combate a la corrupción.
Otro tanto añade Clara Brugada para la ciudad de México, ubicada frente al no tan emblemático monumento a Cuauhtémoc. Aquí la oferta apunta a los ejes que guiaron su actuación en la alcaldía Iztapalapa: conectividad vial, transporte seguro, suministro de agua y atención prioritaria a quienes menos tienen.
En cuanto a los aliados del polo oficial, el Partido Verde se limita a señalar su apoyo a la inclusión de los programas sociales a la Constitución, y al respaldo que prestan año con año a la partida presupuestal que los hace posibles. Algo es algo.
Pero en el caso del Partido del Trabajo, su cooperación es todavía más gris: una especie de batucada que, con música y baile, celebra la Cuarta Transformación. ¿Qué no hay ahí algo más de valía que Fernández Noroña?
Por el rumbo de la oposición, el Partido Acción Nacional proporciona una especie de documental con vistas de los distintos estaos que gobierna: Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Yucatán, Coahuila, y Chihuahua, Destaca supuestos logros en cada uno de ellos: desarrollo económico, seguridad, guarderías infantiles, vialidad… No queda claro si todos esos supuestos avances se dan en cada estado o el conjunto de acciones pertenece a todos ellos.
Por lo que toca a la precandidata única, Xóchitl Gálvez, sobre imágenes suyas se nos narra la historia de éxito que le fabricaron Krause y Aguilar Camín: una cenicienta moderna, de vendedora de gelatinas a poderosa empresaria… Como si una mujer chingona y cabrona, como se autodefine, fuera lo que le hace falta al país,
Para la ciudad de México tenemos un innombrable: Santiago Taboada, frecuentemente mencionado como capo del cártel inmobiliario de la alcaldía Benito Juárez. Se amerita como re introductor de las estancias infantiles (¿Cuántas? ¿con cuántos niños? Quién sabe) y señala que gracias a la compra de patrullas las calles son más seguras, cuando la delincuencia está intramuros.
Lo demás es lo de menos: el inefable Alito se jacta de que si el PRI construyó carreteras, generó becas estudiantiles, desarrollo al país y cuidó de familias y ciudadanos, lo hizo en beneficio de todos y no del partido; agregando socarronamente “No somos perfectos, pero damos resultados y sabemos gobernar,”
Finalmente, el PRD se hace el ingenioso mostrando una corcholata que, a golpes en la mesa, por puños invisibles, la corcholata termina por caerse, pues ¡ya viene un gobierno verdadero! Sin comentarios.
Una última reflexión: los partidos de la 4T conjugan sus spots en tiempo futuro: vamos a seguir, vamos a construir…
Los de la derecha, en tiempo presente; nuestros estados son, nuestra candidata es…
Los que ya no tienen posibilidades, PRI y PRD, en tiempo pasado: hicimos construimos… Ojalá ahí se queden por siempre.
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