Científicos del Dartmouth College de Estados Unidos descubrieron que astrónomos chinos y japoneses del siglo XII capturaron lo que fue una enorme explosión estelar que se produjo por la colisión de dos estrellas moribundas.
Los astrónomos asiáticos de aquel entonces informaron sobre una estrella muy brillante que apareció repentinamente en la constelación de Casiopea, la cual fue visible unos seis meses. Ahora, científicos llegaron a la conclusión que este avistamiento en realidad se trató de una supernova.
Dicha explosión estelar conformó una región densa de gas iluminado, polvo y otros materiales conocida como nebula Pa 30, que se desplaza por el Cosmos a casi 4 millones de kilómetros por hora.
Los científicos pudieron capturar imágenes telescópicas que muestran un estallido como de fuegos artificiales que se irradia desde el centro de la nebulosa Pa 30. En el estudio, que lideró el investigador Rober Fesen, se concluyó que las extrañas emisiones con los remanentes de una supernova que se apreció en la Tierra hace casi 850 años.
La explosión que iluminó nuestro cielos sobre el año 1181 fue el resultado de un evento astronómico casi único, que se conoce como eventos lax. Se trata de la fusión de dos enanas blancas en la cual las estrellas implicadas no se destruyen por completo. Por esta razón, parte del material sigue brillando con gran intensidad.
Las observaciones de estos remanentes de explosión estelar se realizaron sobre fines de 2022 con el Telescopio Hilner, en el Observatorio MDM, en Arizona. Los resultados próximamente se publicarán en la revista «The Astrophysical Journal Letters».
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