Es muy probable que ante un sismo el personal de los hospitales de la Ciudad de México sigan correctamente los protocolos de evacuación previstos ante las alertas del Sistema de Alerta Sísmica Mexicano Temprano (Sasmex) y de proveedores privados, dijo la doctora Sandra Vaiciulyte, de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien habló sobre su investigación durante la Reunión Anual 2023 de la Sociedad Sismológica de América. Hasta el momento, en el transcurso del estudio no se han reportado informes de lesiones de pacientes y personal durante situaciones peligrosas de terremotos gracias a la oportuna reacción de los empleados.
¿En qué consiste la investigación?
Vaiciulyte y sus colegas querían obtener más información sobre cómo los protocolos ante sismos han impactado a la población hospitalaria vulnerable, en particular desde que la Ciudad de México introdujo su sistema público de alerta de terremotos en 1991. El equipo de investigación está realizando entrevistas a profundidad para averiguar cuáles son los protocolos existentes para hospitales y cómo es que el personal y las poblaciones de pacientes responden a estas acciones.
¿Cómo se establecen los protocolos de un hospital ante un sismo?
Los procedimientos que deben seguir los empleados están conformados por varios elementos, entre los cuales pueden incluir una variedad de actividades para brindar protección, incluido refugiarse en un lugar seguro dentro del edificio, procedimientos de evacuación, buscar una zona para cubrirse y apagar el equipo eléctrico o electrónico cuando sea necesario.
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Hasta ahora, según aclaró Vaiciulyte, se ha demostrado que el factor determinante para la preparación de respuesta ante un terremoto depende de la capacidad de gestión de cada hospital, así como de la ubicación de las microzonas sísmicas en las que se encuentre, lo que determina en qué medida está expuesto a las consecuencias del terremoto. La microzonificación sísmica es un proceso de análisis detallado de un área geográfica específica para determinar cómo los sismos pueden afectar a esa zona en particular; existen mapas detallados en los que se puede determinar el nivel de riesgo.
Otros factores que inciden en las acciones de hospitales específicos pueden ser la estructura del edificio, que determina qué tan fácil es para evacuar, y también el propósito o especialidad del hospital, por ejemplo si este tiene una gran población en la unidad de cuidados intensivos.
“Estas diferencias existentes también afectan los desafíos para desarrollar y mantener el protocolo”, dijo Vaiciulyte. “Por ejemplo, en el caso de los hospitales infantiles, es más probable que los padres que están preocupados por sus hijos ingresen (ingresar al hospital desde el exterior) durante un terremoto o alerta sísmica”.
¿Qué papel juega el personal de un hospital?
El estudio tiene como objetivo incluir cuatro hospitales, pero «las experiencias del personal del hospital a menudo son más diversas, y van más allá de uno o varios terremotos dentro del hospital específico estudiado», señaló. “Eso significa que también se tienen en cuenta relatos adicionales de su experiencia en otros hospitales”.
Obtener permiso para hablar con los empleados puede ser un desafío para algunos hospitales, por lo que el equipo de investigación está complementando su encuesta con consultas con autoridades de protección civil y proveedores de sistemas de alerta temprana en México. Los investigadores encontraron algunos casos en los que los miembros del personal evacuaron en contra del protocolo o alzaron la voz de manera ansiosa o histérica, «lo que a menudo se ha demostrado que está relacionado con la experiencia negativa de ese miembro del personal en un terremoto en el pasado, o un umbral más bajo de manejar situaciones estresantes”, dijo Vaiciulyte.
“Estos son relatos anecdóticos, pero no obstante importantes para pensar en las posibles estrategias para ayudar al personal del hospital a lidiar con sus propias reacciones y las de los pacientes, especialmente cuando muchas personas en la Ciudad de México han pasado por varios terremotos devastadores”, agregó.
En estudios anteriores, Vaiciulyte ha observado cómo se comportan las personas en caso de incendios, observando algunas similitudes, como una vacilación inicial sobre qué hacer, nerviosismo cuando se producen señales como el olor a humo, y la posibilidad de lesiones al evacuar. “En ambas situaciones, el tiempo de respuesta es muy limitado antes de que se puedan sentir los efectos del peligro”, dijo. También ha encontrado que la alerta temprana tiene potencialmente implicaciones en las respuestas emocionales y la percepción del riesgo durante el evento, y que las poblaciones que responden a la alerta temprana, que proporciona una ventana de oportunidad para realizar acciones de protección, no necesariamente usan el poco tiempo que tienen para salvar vidas. Los resultados llaman la atención sobre la necesidad de educar al público sobre eventos con y sin alerta temprana.
Autor: Gerardo Sifuentes
Con información de: www.sciencedirect.com y meetings.seismosoc.org
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Foto: Archivo El Ciudadano
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