La expansión de las zonas metropolitanas de Puebla-Tlaxcala, Teziutlán y Tehuacán son escenarios de concentración de inversiones, deterioro del suelo e intervenciones agresivas del mercado inmobiliario, informaron académicos de la universidad Iberoamericana.
Además, señalaron que proyectos como Ciudad Modelo o la zona habitacional de Val’Quirico han desagregado valores sociales y culturales a las poblaciones en donde se asientan.
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El académico, Francisco Valverde Díaz de León, comentó que en consecuencia se han agudizado las pugnas por la defensa de los recursos naturales, como el caso Bonafont, así como la falta de viviendas y el encarecimiento de combustibles.
“Hay un vaciamiento de la ciudad central; estamos produciendo ciudades nuevas en las periferias. Y hemos llegado al límite”
Francisco Valverde Díaz de León
Académico
Estas actividades también han pasado factura en las políticas habitacionales, agregó Lorena Cabrera Montiel, coordinadora de la Especialidad en Gestión Integral del Riesgo de la IBERO Puebla.
«Una cuarta parte de las viviendas se encuentran en alguna forma de rezago. Además, un 20 por ciento de la población vive en hacinamiento o riesgo por las condiciones de los hogares»
Lorena Cabrera Montiel
Coordinadora
Gestión patrimonial problemática
A su vez, informó que la gestión patrimonial también ha sido problemática, pues el 30 por ciento de las viviendas no cuenta con escrituras; la mitad de la población no tiene acceso a créditos hipotecarios; el 57 por ciento ha recurrido a la construcción, pero hay más de seis millones de viviendas abandonadas en el país.
«Se hace imprescindible encontrar nuevos enfoques a la gestión del hábitat que generen soluciones e innovaciones tecnológicas»
Al respecto, presentaron el Doctorado Interinstitucional en Hábitat y Sustentabilidad, un programa académico ofrecido de manera conjunta con el ITESO de Guadalajara y la IBERO León.
Se trata de una apuesta conjunta para dar respuesta académica a los temas apremiantes relacionados con el cuidado de la casa común, la sustentabilidad y la procuración de los espacios de convivencia.
El programa académico, presencial y de cuatro años de duración, convoca a encontrar formas en las que el cuidado medioambiental se articule con el desarrollo tecnológico y las dinámicas sociales.