Conoce al mexicano que murió en el Titanic por un acto de caballerosidad

Durante el hundimiento del Titanic, el trasatlántico más grande de la época, el 14 de abril en las aguas del océano, el mexicano Manuel Uruchurtu Ramírez murió por un gesto de caballerosidad

Conoce al mexicano que murió en el Titanic por un acto de caballerosidad

Autor: Luis Miguel Gómez

Durante el hundimiento del Titanic, el trasatlántico más grande de la época, el 14 de abril en las aguas del océano, el mexicano Manuel Uruchurtu Ramírez murió por un gesto de caballerosidad.

El 14 de abril de 1912, el Titanic, el trasatlántico más grande jamás construido se hundió en la profundidades de las heladas aguas del Atlántico.

Mucho se ha escrito sobre este acontecimiento, que incluso ha sido llevado al cine. Sin embargo, este episodio donde interviene un mexicano todavía presenta algunos puntos oscuros.

La noche del domingo 14 de abril de ese año, a las 11.35, mientras el Titanic navegaba en las tranquilas agua del Atlántico Norte chocó contra un iceberg. El trasatlántico de más de 2670 metros  de largo y 46 mil 328 toneladas se hundió en dos horas y 45 minutos.

Esto dio tiempo para que iniciara la evacuación, pero lo que nadie esperaba es que los botes salvavidas resultaran insuficientes.

El mexicano alcanzó lugar en el bote número 11 y cuando éste descendía se escuchó un grito desesperado de una pasajera, de nombre Elizabeth Ramell Nye, quien pidió ayuda pues su hijo y su esposo la esperaban en Nueva York.

Este llamado desesperado conmovió al mexicano Manuel Uruchurtu Ramírez quien cedió su lugar a la pasajera; de acuerdo con testimonios de familiares de Manuel, éste pidió a la mujer que fuera a visitar a su familia en México para que les contara su acción. Elizabeth llegó a Nueva York mientras Manuel murió en las aguas y su cuerpo nunca fue localizado.

La escritora Guadalupe Loaeza escribió de manera novelada esta historia a la que tituló “El caballero del Titanic” para honrar la memoria de don Manuel Uruchurtu Ramírezhttps://d-14843653112648586444.ampproject.net/2303231800000/frame.html

De acuerdo con testimonios de la familia, Elizabeth Ramell sí vino a México y contó a la viuda la acción heroica de su marido y todavía confesó algo más, cuando ella pidió auxilio no estaba casada ni tenía hijos.

Hace algunos años, miembros de la Sociedad Sonorense de Historia enviaron una propuesta al Congreso local para que don Manuel se considerara como héroe nacional y se le otorgara el título de “Héroe de la caballerosidad”.

Todavía no se ha encontrado un documento que avale el viaje de Elizabeth Ramell a México y por ende la historia del Caballero del Titanic para algunos no pasa de ser una leyenda, como en su momento lo señaló Guadalupe Loaeza, a pesar de todo hay muchos que sostienen su veracidad y no dudan en recordar a este mexicano que murió por ayudar a una sobreviviente del Titanic.

Fue un abogado que nació en Hermosillo, Sonora y casó con su compañera Gertrudis Caranza y Landero. Vivía en la Ciudad de México y era muy cercano a personajes del Porfiriato, como el vicepresidente Ramón Corral.

En ese abril de 1912, acudió a Francia para participar en un banquete que exiliados mexicanos le realizaron al expresidente Porfirio Díaz y a su esposa Carmelita Romero Rubio.

El destino, al parecer, tenía señalado ya a don Manuel, pues originalmente viajaría de Cherburgo, Francia para luego trasladarse a Veracruz pero un familiar cercano a Ramón Corral le ofreció su boleto para el Titanic, debido a que él planeaba extender su estancia en París.

Fue así como el mexicano se convirtió en pasajero del Titanic, de esto se tiene constancia porque el también diputado Uruchurtu Ramírez envió una postal a su madre, días antes de embarcar, con la imagen del trasatlántico.

De acuerdo con los registros, un aproximado de 700 personas logró llegar a su destino final en la ciudad de Nueva York, a más de mil 600 kilómetros del lugar del incidente.

Se sabe que el barco sólo llevaba 20 de los 32 botos salvavidas planeados, pues se decidió que tal cantidad harían ver la cubierta del paseo marítimo “demasiado abarrotada” para los pasajeros de primera clase.

Con información de UnoTV.


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