Se estima que 12.7 millones de personas en todo el mundo están ciegas debido a que sus córneas, que es la capa transparente más externa del ojo, están dañadas o enfermas. Su única forma de recuperar la visión es recibir una córnea trasplantada de un donante humano. Pero solo uno de cada 70 pacientes recibe un trasplante de córnea. Además, la mayoría de los que necesitan trasplantes de este tipo viven en países de ingresos bajos y medios, en los que el acceso a los tratamientos es muy limitado.
Los resultados de una investigación reciente demuestran que es posible desarrollar un biomaterial que cumpla con todos los criterios para ser utilizado como implantes humanos, que pueda ser producido en masa y almacenado por largos periodos, para así llegar a más personas con problemas de visión. Se busca que estas córneas artificiales resuelvan el problema de la escasez de donación de córneas y el acceso a otros tratamientos para enfermedades oculares.
¿Cómo construyeron esta córnea artificial?
La córnea se compone principalmente de una proteína conocida como colágeno. Para crear una alternativa a la córnea humana, los investigadores utilizaron moléculas de colágeno derivadas de piel de cerdo altamente purificadas y producidas en condiciones estrictas para uso humano. La piel de cerdo utilizada es un subproducto de la industria alimentaria, por lo que es de fácil acceso y tiene ventajas económicas.
En el proceso de construcción del implante, los investigadores estabilizaron las moléculas de colágeno sueltas formando un material robusto y transparente que podía soportar la manipulación y la implantación en el ojo.
Si bien las córneas donadas deben usarse dentro de una ventana de dos semanas después de su obtención, las córneas obtenidas mediante bioingeniería se pueden almacenar hasta dos años antes de usarse.
¿Hay alguna enfermedad específica que pueda tratarse con estas córneas?
Los investigadores también han desarrollado un nuevo método mínimamente invasivo para tratar la enfermedad del queratocono, en la que la córnea se vuelve tan delgada que puede provocar ceguera. Hoy en día, la córnea de un paciente con queratocono en etapa avanzada se extrae quirúrgicamente y se reemplaza por una córnea donada, que se sutura con hilo quirúrgico. Este tipo de cirugía es invasiva y solo se realiza en hospitales grandes.
Con el nuevo método, el cirujano no necesita extirpar el propio tejido del paciente. En su lugar, se hace una pequeña incisión, a través de la cual se inserta el implante en la córnea existente. Con este nuevo método, no se necesitan puntos de sutura . La incisión en la córnea se puede realizar con precisión gracias a un láser, pero también, cuando sea necesario, a mano con instrumentos quirúrgicos sencillos.
El método se probó por primera vez en cerdos y resultó ser más simple y potencialmente más seguro que un trasplante de córnea convencional.
¿Dónde se probaron estos implantes?
El método quirúrgico y los implantes fueron utilizados por cirujanos en Irán e India, dos países donde muchas personas sufren ceguera corneal y baja visión, pero donde hay una falta significativa de córneas donadas y opciones de tratamiento.
Veinte personas ciegas o a punto de perder la vista debido a un queratocono avanzado participaron en el estudio clínico piloto y recibieron el implante de biomaterial.
Las operaciones estuvieron libres de complicaciones; el tejido sanó rápido; y un tratamiento de ocho semanas fue suficiente para evitar el rechazo del implante. En contraste, con los trasplantes de córnea convencionales, se deben tomar medicamentos durante varios años. Los pacientes tuvieron seguimiento durante dos años y no se observaron complicaciones durante ese tiempo.
El estudio “Tejido corneal de bioingeniería para la restauración de la visión mínimamente invasiva en queratocono avanzado en dos cohortes clínicas”, fue publicado por la revista Nature Biotechology el 11 de Agosto de 2022 y dirigido conjuntamente por investigadores de la Universidad de Linköping, Suecia, y la empresa LinkoCare Life Sciences.
Con información de Nature Biotechnology y la Universidad de Linköping liu.se
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Ilustración: Iván Rojas