La capital yemení, Saná, fue escenario de varias explosiones que sacudieron distintas áreas de la ciudad. Las detonaciones fueron producto de una nueva ofensiva aérea lanzada por las fuerzas estadounidenses en un intento por frenar las operaciones del grupo insurgente hutí, que controla gran parte del norte del país.
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El Comando Central del Ejército de EE.UU. (Centcom) confirmó el ataque, detallando que se trataba de una serie de bombardeos dirigidos contra instalaciones clave de los hutíes, específicamente aquellas dedicadas al almacenamiento de misiles y a las operaciones de mando y control. La intervención de las fuerzas estadounidenses se llevó a cabo con el apoyo de la Fuerza Aérea y la Armada, como parte de una estrategia para interrumpir los ataques del grupo insurgente contra la navegación internacional en el Mar Rojo, el estrecho de Bab el Mandeb y el Golfo de Adén.
«El Centcom realizó estos ataques deliberados para degradar las capacidades operacionales de los hutíes, especialmente sus acciones contra buques de guerra y barcos mercantes de la Armada de EE.UU.», señaló el comunicado del Ejército estadounidense. Además, desde el Centcom aseguraron que estas acciones reflejan su compromiso con la protección de sus fuerzas y de los socios regionales, así como con la seguridad del transporte marítimo internacional.
Por otro lado, la agencia estatal de noticias yemení, Saba, denunció que los bombardeos de esta madrugada fueron parte de una «agresión estadounidense-británica», con el objetivo específico de atacar la zona capitalina de Attan. Fuentes locales también informaron que los ataques se dirigieron a la base de misiles Jabal Attan, ubicada al sur de Saná, y a varios cuarteles de los hutíes en la ciudad.
El contexto de estos bombardeos no es aislado. Las tensiones en Yemen han escalado significativamente esta semana, especialmente después de que el Centcom llevara a cabo un ataque aéreo contra un centro de mando de los hutíes en Saná, lo que desató una serie de intercambios de fuego entre los insurgentes y el Estado israelí, que acusaron a los hutíes de estar listos para una prolongada guerra con Israel.
A pesar de los informes internacionales, algunos medios israelíes han descartado la posibilidad de que Tel Aviv esté involucrado en los recientes ataques aéreos en Yemen.
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