Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han intensificado su vigilancia sobre los cárteles de drogas mexicanos. Con un aumento en las misiones de aviones espías, las autoridades estadounidenses buscan obtener información vital para frenar las operaciones de narcotráfico. En este artículo, exploramos cómo estos vuelos de inteligencia están afectando la seguridad fronteriza y las relaciones internacionales entre EE. UU. y México.
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En los últimos días, aviones espía de alta tecnología han sobrevolado el suroeste de Estados Unidos y el espacio aéreo internacional cerca de la península de Baja California, con el objetivo de recolectar datos sobre las actividades de los cárteles de la droga mexicanos. Según fuentes oficiales, al menos 18 vuelos de inteligencia se realizaron entre finales de enero y principios de febrero, marcando una escalada significativa en las operaciones militares.
El Pentágono ha desplegado aviones de vigilancia como el P-8 de la Marina, el U-2 de la Fuerza Aérea y el RC-135 «Rivet», equipos especializados en la recolección de inteligencia a gran altitud y la interceptación de comunicaciones. Estas aeronaves, que normalmente se utilizan en misiones de espionaje sobre otras amenazas internacionales, ahora se concentran en las actividades de los cárteles de drogas en la frontera sur de EE. UU.
El incremento de las misiones aéreas refleja la estrategia de la administración Trump de fortalecer la seguridad fronteriza mediante el uso de recursos militares. Esta medida se toma mientras el presidente de EE. UU. ha declarado una emergencia nacional y ordenado un mayor despliegue de tropas en la frontera para luchar contra el narcotráfico.
Mientras EE. UU. busca intensificar la lucha contra los cárteles, se plantean preguntas sobre la cooperación entre ambos países y el riesgo de una intervención militar más directa. Algunos funcionarios de EE. UU. han sugerido que los vuelos de inteligencia podrían allanar el camino para ataques contra objetivos específicos dentro de México, lo que podría afectar las relaciones bilaterales.
Históricamente, la lucha contra los cárteles ha sido liderada por agencias civiles como la DEA y el Departamento de Seguridad Nacional. Sin embargo, la administración Trump ha decidido transferir parte de esta responsabilidad al Ejército, que tiene experiencia en la lucha contra organizaciones no estatales en otras partes del mundo. Esta estrategia podría cambiar la naturaleza del combate al narcotráfico en la frontera, con implicaciones tanto para las fuerzas estadounidenses como para las mexicanas.
Con el aumento de vuelos de inteligencia y el despliegue de tropas adicionales, EE. UU. busca intensificar su ofensiva contra los cárteles de drogas en México. Sin embargo, el futuro de esta estrategia dependerá de la cooperación bilateral entre ambos países y de cómo se gestionen las tensiones relacionadas con la soberanía y la seguridad internacional. El enfoque militar podría aumentar la violencia y complicar aún más las relaciones con México, un socio comercial clave para Estados Unidos.
Foto: El Ciudadano
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