Todo luce apagado en el centro turístico más importante de México: Cancún. La zona playera, acostumbrada a estar llena de viajeros, bajó sus cortinas por la pandemia de Covid-19, que ha espantado a la mayoría de turistas.
Mario Machuca, presidente de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), que agrupa a casi todos los trabajadores del sector turismo, estima que al menos 40% perderá su empleo, señala que podrían ser unos 80.000.
Grandes cadenas como Excellence, Grupo RIU, Hard Rock Internacional o Grupo Xcaret optaron por el cierre temporal para minimizar pérdidas. Y la crisis anticipa una oleada de despidos de trabajadores, reseñó la agencia de noticias AFP.
En menos de dos semanas, la ocupación hotelera se desplomó en esta ciudad del Caribe mexicano ante el cierre de fronteras y el estallido de la crisis sanitaria en Europa y Estados Unidos, de donde proviene la mayoría de visitantes a estas playas.
Según la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres, este destino cerró en febrero con 86,1% de habitaciones ocupadas, mientras el Covid-19 se expandía por Asia y Europa. Hasta el 15 de marzo, la ocupación alcanzaba 73,8%.
Este lunes 30 de marzo la ocupación se derrumbó a 7,1% en Cancún y la situación es incluso peor en Puerto Morelos y la zona continental de Isla Mujeres, parte del mismo corredor turístico.
La orden de cerrar bares y restringir el horario de venta de alcohol la semana pasada fue el tiro de gracia.
Con 107.000 cuartos, el estado Quintana Roo, donde se ubica Cancún, representa casi 13% de la oferta hotelera del país y aportó más de 15.000 de los 24.563 millones de dólares que el turismo dejó a México en 2019, según el Gobierno. El sector turismo representa 8,7% del PIB mexicano.
Las centenares de sillas de playa colocadas por hoteles frente al mar lucen vacías, no hay extranjeros a quienes atender mientras se broncean. Las piscinas están desiertas y los restaurantes sin clientes.
La pandemia les cambió los planes
La tranquilidad resulta grata para algunos pero ha sido exasperante para quienes planeaban conocer Cancún en plena forma. Discotecas, tours guiados o visitas a zonas arqueológicas, todo fue cancelado.
«Teníamos planes diferentes, algo más de fiesta, discotecas, ‘pool party’, otras cosas, pero ahora solo hemos estado caminando por la playa», confiesa, decepcionado, Jacob Davis, un veinteañero estadounidense que iba con su novia, Emma García.
Patricia Fonseca, una costarricense que paseaba por la zona turística buscando dónde comprar recuerdos, contó que planeó su primer viaje a Cancún con un año de anticipación.
«Teníamos pensado visitar Holbox (una isla a 140 km de Cancún), queríamos ir a Chichén Itzá porque estuvimos leyendo mucho sobre la cultura maya. Ya no se pudo pero al menos pudimos disfrutar de la playa», dijo.
Cerrados por la contingencia
Frente al desplome de visitantes, grandes complejos hoteleros decidieron cerrar mientras dure la contingencia. Según el último dato de la Asociación de Hoteles, ya pararon 60, pero la lista crece.
Abelardo Vara, empresario hotelero de Cancún y expresidente de la asociación, reconoce que la emergencia sorprendió al sector.
Hace unos 10 días se temía una ocupación inferior al 30%, pero la contingencia los rebasó.
«Un huracán, por muy fuerte que sea, como lo fue Wilma o Gilberto, es una ‘gripita’ en comparación con lo que está pasando», dijo Vara.
«Cuando un huracán golpea y devasta todo, los hoteles contamos con seguros contra daños, para el pago de nuestro personal, contamos con seguros contra todo tipo de imprevistos, pero esto se sale de nuestras manos», añadió.
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