Por Onel Ortíz Fragoso / @onelortiz
Australia es uno de los países con mayores restricciones contra covid-19. Novak Djokovic es una figura del deporte que se opone a las medidas de distanciamiento social impuestas por la pandemia y a la vacunación. En días recientes el gobierno australiano y el tenista protagonizaron una disputa que rebasó lo deportivo, tuvo una resolución legal y alcanzó visos de conflicto entre los gobiernos australiano y serbio.
Cronología. El 4 de enero, Novak Djokovic anunció que jugaría el Abierto de Australia. Dijo que viajaría a ese país gracias a una “exención”, que había conseguido. El 5 de enero, Djokovic llegó a Australia y fue retenido en el aeropuerto, por un problema en el visado vinculado a la no vacunación del tenista. El 6 de enero, el primer ministro de Australia, Scott Morrison, aseguró que “no hay casos especiales, las reglas son las reglas”. El tenista español, Rafael Nadal, fue claro: “Me sabe mal por él, pero Novak sabía las condiciones de antemano”.
El 7 de enero, Djokovic pasó el fin de semana encerrado en el hotel a la espera del fallo judicial.
El 8 de enero, sus abogados presentaron las pruebas: Nole, como le dicen, se contagió de Covid en los seis meses anteriores al Abierto de Australia, lo que avalaría la exención médica. El 10 de enero, un juez australiano restauró la visa del tenista. El 11 de enero, las autoridades australianas iniciaron una investigación para determinar si Novak mintió a su entrada a Australia al asegurar que no había visitado ningún país dos semanas previas a su llegada.
El 12 de enero, el tenista serbio, admitió haber cometido “errores humanos” en los documentos para entrar a Australia y acudir a una entrevista con un medio deportivo tras conocer su positivo en Covid-19. El 14 de enero, el ministro australiano de Inmigración, Alex Hawke, canceló nuevamente el visado de Novak. El 15 de enero, el tenista serbio fue transferido a un hotel que sirve como centro de detención de inmigrantes. El 16 de enero, fue expulsado de Australia.
Cada nación tiene el derecho soberano de establecer las medidas sanitarias que considere necesarias para proteger la salud de su población, siempre y cuando no viole los derechos humanos establecidos en los acuerdos internacionales que el propio país haya suscrito.
Toda persona tiene derecho a decidir sobre sí mismo, siempre y cuando no ponga en riesgo la vida de otros seres humanos. A Djokovic no lo expulsaron por rehusarse a vacunarse. Esa batalla la ganó, lo expulsaron por dos motivos. El legal, por no decir la verdad o mejor dicho por no decir toda la verdad en su declaración de entrada al país. La política, porque su permanencia y participación en ese torneo se hubiera convertido en un símbolo para los antivacunas en el mundo.
Promuevo la vacunación y el reparto justo de vacunas. Al mismo tiempo considero que no pueden restringirse libertades. En los dos años que llevamos de pandemia, México se ha constituido como uno de los países con menos restricciones por covid, lo que demanda una actitud responsable de nuestra población y de quienes nos visitan por placer o trabajo.
La política es de bronce.